Gota a Gota
Gonzálo A. Andrews
Domingo 07 de Diciembre de 2014

Casta:
Sistema social en el que el estatus personal se adjudica de por vida, y el individuo debe permanecer en el estrato social en el que nació.

Particularmente en la India, debido al dominio de los brahmanes (religiosos tenían que ser) ha reinado  una consigna, regla o ley social no escrita que determina presente y futuro de quienes integran la sociedad hindú; hay 5 grupos:  Los brahmanes (sacerdotes, maestros)  Los chatrias (políticos Los vaishias (comerciantes, artesanos y campesinos Los shudrás (esclavos o siervos y obreros Y por último, aunque no sean considerados en el estrato: Los intocables que limpian excremento humano con las manos, y los invisibles que solo salen de noche.

En México vivimos, aunque no sea oficialmente reconocido, pero vivido en carne propia,  un sistema de castas que la corrupción, la injusticia y la impunidad han permitido  desarrollo y establecimiento. Para nada, es justo aclarar, no estoy en contra de la clase empresarial que acumula riqueza en base al esfuerzo personal y al riesgo de su patrimonio en negocios que pueden tener o no  éxito, gente tal vez de alcurnia o no, pero sensible a la re parto  justo entre los factores de la producción.

Pero  -con esas excepciones respetuosas- muchas de las grandes riquezas, conocidas y desconocidas fueron hechas en base a: contubernios, moches, explotación, negocios ilícitos, prestanombres, simulaciones y el tema de moda: el narcotráfico. 

Sin generalizar, pero hay sacos disponibles de diferentes tallas.

Cualquier analista económico y político no batallaría al cuestionar  fortunas de muchos  que amparados y mamando la estreñida revolución, hoy   pasean, codean, con el Jet  Set Internacional, vistiendo Armani, Dior, Yves Saint Lorenz,   gastando a manos llenas en Las Vegas, New York, Aspen o Europa en Euros, dólares o con secretas cuentas en los paraísos fiscales o Suiza, para nada pienso en: Romero Deschamps, Granier, los Salinas, Moreira,   Montiel o  los Hank, aunque  mucha gente sí.

Vox populli o el inconsciente social sabe o cree saber de quién es prestanombres Carlos Slim y cómo se hizo de Teléfonos de México;  cómo las circunstancias y complicidades de un sistema programado en anega corrupta, le han permitido por mucho tiempo, explotar tarifas y condiciones que permitieron el injusto acumulamiento de su estatus económico que le permite ser número uno, aunque haya innombrables que no hacen ruido. También  sonríen (los pensantes) al recordar cómo éstas complicidades permitieron a una familia casi en bancarrota, adquirir una cadena televisora del estado llevada a la  ruina  con fines aviesos,  inyectándole capital de nuestros impuestos, vendida a precios de ganga y además proporcionarle dinero para su compra, con abonos chiquitos. 
 
Hay pues una similitud entre la India y nuestro querido México.

Aunque antes de la conquista ya existían las clases sociales o castas, el dominio español  en su establecimiento social, apoyado por la iglesia  determinaron el cómo de su permanencia por más de quinientos años.

Gracias a Don Benito Juárez y   hombres de la reforma, las castas cambiaron su orden aunque este no altere el producto -o sea que es la misma burra pero revolcada-. 

En la reforma el orden era: Políticos y militares, religiosos, clase media e Indios, con sus castas incluidas.

En la revolución, muchos miembros de la clase media  se integran a la clase política y se forma la familia revolucionaria en lo que será el México moderno que nos toca vivir con sus males y presagios.

En la actualidad  existen tres clases, (a mi entender o no entender) La clase privilegiada económicamente, la clase media y los pobres. Cada una de ellas en un hipotético porcentaje de 3%, 30% y 67% respectivamente. Y en acumulación el 80% para los primeros y el resto que se lo repartan como puedan las bendecidas castas.

Hay clases intocables: los ricos,  políticos,   religiosos,   militares,   maestros,  sindicatos,  los miembros del poder judicial, policías incluidos; por otro lado la parte débil de la balanza o la espada, una clase media tendiente a desaparecer consumida por impuestos, gasolina, luz, huelgas, chantajes fiscales, secuestros, mordidas, moches y los mexicanos en  pobreza extrema, en este caso, los miserables e invisibles a la vez, sectores que no tienen las oportunidades de los primeros, en justicia y oportunidades.

Por éstas y otras razones, en este último segmento social, parece que el narcotráfico es la única esperanza para salir de su casta, y morir dignamente con el estómago lleno, aunque sea de balas, quemados o torturados e igualarse aunque sea  por segundos impredecibles, con la casta divina.

¿Las protestas que estamos viviendo tendrán alguna relación con esto?

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