En épocas electorales se tiene que estar preparado para todo, acá si entra perfectamente el dicho: “En la guerra y en el amor TODO SE VALE”, partiendo de la concepción que la guerra es el oponente y el amor es el tener la victoria en la elección. No importa a qué partido pertenezcas ni quien sea tu oponente, las artimañas más profundas y oscuras salen a la luz durante el periodo electoral.
Desde la difamación por tráfico de influencias, moches, nexos con el narcotráfico, entre muchas otras cosas, sin dejar de lado la filtración de llamadas entre los protagonistas opositores, videos incriminando a diversos actores de la política o empresas con nexos en el gobierno, entre muchas otras artimañas que no dejan lugar a la sorpresa.
Lo más interesante es que siempre el del problema, la corrupción, el de las malas mañas es el contrincante, ellos siempre son honestos, honorables, digno de confianza, con una intachable historia personal y profesional. Y por su puesto los encargados de enmarcar (en mayor medida) estas cualidades del personaje en turno son los seguidores y/o integrantes de los equipos de campaña.
“ELLA/ÉL es 100% sincera/o el contrario esta plagado de todas las cosas malas que la región, ciudad o estado ya esta cansado y esta alternativa es la que siempre estábamos esperando para salir del delante de manera eficaz” , lo curioso es que al final de los procesos electorales sea cual sea el resultado siempre (o bueno casi siempre, ya que es muy irresponsable generalizar) se termina con lo mismo, malos manejos, promesas de campaña que son incumplidas, aprobación de acontecimientos a favor del partido que represente sin importar el beneficio de los ciudadanos.
Y es lógico que las repercusiones no lleguen a las personas que estuvieron al frente de dichas campañas sino a los que se encargaron de promocionar fielmente la “transparencia, legalidad, honestidad” de ese proyecto para cambiar el rumbo de la población, porque al final de cuentas los representantes no tienen una repercusión mayor por parte del pueblo ya que son “intocables”.
Todo esto nació a razón de un comentario de un programa de análisis político en donde se debatía la implicancia del voto nulo en las elecciones, si bien es cierto es un tema demasiado amplio y en donde cada quien podrá tener su punto de vista al respecto y es muy respetable; una participante comentaba que desde su perspectiva si tenía una implicancia favorable el voto nulo ya que esto de alguna manera tenía un impacto en el sector político y que iba promover ciertos cambios en las estructuras ya establecidas; por su parte el otro participante mencionaba que él no lo creía así que era mucho mejor tener un “voto castigo” en contra del grupo que este en el poder así de alguna manera se repartiría en distintas estructuras el poder. Y bueno hasta ahí podemos o no estar de acuerdo con la premisa planteada por los dos participantes, sin embargo me llamo mucho la atención un planteamiento hipotético del participante, el cual decía algo así:
“Partiendo de la premisa que todos los políticos son corruptos o corruptibles; es mejor; poner la ambición de un político corrupto contra la ambición de otro político corrupto” y me dejo completamente impactado esta postura aunque fuese un escenario hipotético.
¿Por qué? Porque es lamentable ver como esta postura planteada por un especialista de alguna manera se ve reflejada en sector de la sociedad al platicar de política, el desinterés, la apatía, el conformismo nos obliga a apropiarnos de ello como parte de nuestra vida diaria. La situación es ver que existe un pequeño grupo de personas que combaten esta postura “hipotética” para buscar nuevos alternativas para cambiar lo existente.
No comparto en ningún sentido esta premisa ya que soy de la idea que se pueden encontrar o formar nuevas alternativas para la política nacional que nos pueda brindar una mejora en la sociedad de nuestro país.
“La corrupción no se combate con corrupción… se combate con HONESTIDAD”