¿No les gustaría lavarse la cara, magistrados del Poder Judicial?
¿Cómo se sentirán, en lo íntimo, seis magistrados del Poder Judicial de Sonora, luego de haber tragado sapos para aceptar como presidente a Sebastián Sotomayor Tovar, impuesto por Guillermo Padrés? ¿Disfrutarán, tres de ellos, los excelentes sueldos, las primas vacacionales, los aguinaldos, las prestaciones que hacen de la magistratura excelente cargo o se ahogarán con su propia saliva cuando se ven obligados a pronunciar la palabra Ética?
Lo pregunto porque podrían enfrentarse a una nueva exigencia ilegal e inmoral de Padrés y de su esposa, a través de Sotomayor, para someter a otro proceso a la trabajadora Gisela Peraza Villa, a quien le sembraron droga en su celda precisamente el día en que iba a quedar en libertad luego de cuatro años de encierro.
Hacerse cómplice de dicha exigencia no les significará esfuerzo; será suficiente con guardar silencio, como lo han guardado ante la presencia del espurio presidente con quien conviven.
Es bien conocido el procedimiento sucio que utilizó Padrés para imponer a Sotomayor, aunque no reunía los requisitos ni tuvo la propuesta, como lo exige la Constitución, la aprobación de la mayoría calificada del Congreso. La ilegalidad adquirió tonos grotescos cuando otorgó la protesta por escrito, en lugar de hacerlo, como lo previene el artículo 157 a la exhortación del presidente del Legislativo. Y además de hacerlo magistrado por órdenes del gobernador, lo colaron de una vez a la presidencia del Supremo Tribunal.
Se sabe que sólo tuvo tres de los seis votos de sus compañeros, pero agregó su propio voto y alcanzó la mayoría. ¿Quiénes votaron en contra? No creo que hayan sido los magistrados Francisco Gutiérrez Rodríguez y Miguel Ricardo Quintana Tinoco, que eran suplentes y se quedaron en sus puestos ilegalmente porque no cumplió el gobernador López Nogales el deber de someter los nombramientos al Legislativo. El Colegio de Abogados del Estado de Sonora comunicó entonces al Congreso:
“Consideramos que los señores FGR y MQT (abrevio los nombres) no son las personas idóneas para fungir como magistrados POR LA FALTA DE AUTONOMÍA EN EL DESEMPEÑO DE SUS FUNCIONES”.
¿Votaría en contra Héctor Rubén Espino Santana? Imposible. Como militante del PAN, está en el Tribunal para acatar lo que ordene su partido, que lo hizo presidente municipal de San Luis Río Colorado y diputado local, y a su jefe Padrés. No se le puede siquiera imaginar fajándose los pantalones como hombre ante el atropello.
Quedan, pues, como presuntas opositoras, ignoro en qué grado, las magistradas Sandra Luz Verdugo Palacios, Griselda Ofelia Pándura Truqui e Irma Meza Vega. Pero cualquiera que sea el reparto de responsabilidades entre los seis, todos están manchados con la presencia de Sotomayor en el Supremo Tribunal. Se atenuaría tal mancha si actúan con apego a la legalidad en el caso de Gisela Peraza.
Entiendo que quienes hacen méritos de obediencia para alcanzar la ratificación (como ya la tiene, por ejemplo, la magistrada Verdugo, que se la ganó) y permanecer más tiempo en el cargo, teman represalias que frustren sus planes. Ármense de valor y dignidad. Padrés se encuentra a tres meses y días de marcharse. Ustedes se quedarán más tiempo y tienen que rendir cuentas a la sociedad, a las universidades de donde proceden, a sus familias, a la historia (al menos la que yo escribo). Ojalá que siquiera las magistradas, hagan lo posible por salvar a una mujer del infierno.
(En el caso de la “protesta” de Sotomayor, algunos idiotas al servicio del gobierno hicieron circular en las Redes la versión de que era legal enviarla por escrito, porque la Constitución no indica expresamente que ha de ser verbal. Uno de esos idiotas intentó polemizar conmigo al respecto. Lo mandé a la…, muy lejos. No recuerdo el nombre de ese idiota, excepto que es un idiota)
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