BANDERILLAS
Carlos MONCADA OCHOA
Viernes 19 de Junio de 2015

¿Que no leerá informe Padrés? ¡No, nos hagan eso!

  Cualquier periodista de mi época, y más jóvenes aún, sabe cuántas noticias generaban los informes de los gobernadores. No era el informe en sí, que ése lo aprovechaban los propietarios de los medios para cobrar bien cobrada la publicación de todo el aburrido documento, sino las entrevistas con visitantes de otras entidades federativas, la presencia de un representante presidencial, los incidentes callejeros, las crónicas, las buenas fotografías.

   Aquellos informes pintorescos, más que importantes, llegaron a su fin con el gobernador Rodolfo Félix Valdés, en 1991, pues los diputados locales de oposición, a imagen y semejanza de los diputados federales, mostraron a los asistentes, en plena lectura, pancartas con críticas a la administración. De modo que el sucesor, Manlio Fabio Beltrones, le sacó al bulto a la ceremonia y se limitó a entregar el informe al Congreso, excepto en su último año, 1997, cuando le dio un banquete a su ego.

  Ese año, en el Auditorio Cívico del Estado, sólo él ocupó el escenario, y habló y habló sin que nadie le respondiera ni, mucho menos, le replicara. Fue el héroe de la película, la gran figura, y al ego lo tuvieron que sacar por atrás del escenario, por el estacionamiento, porque se había inflado tanto que no cabía por las puertas delanteras.

  Los gobernadores que siguieron copiaron el molde, con algunas variantes personales. Pero ninguno como Guillermo Padrés, que para lucir mejor, de cuerpo completo, en el esplendor de su guapura, mandó quitar de sus pedestales a los héroes de la Reforma que desde el Siglo XIX han estado en el interior del palacio, para que no estorbaran a los fotógrafos. ¡Dejó a la posteridad su mejor ángulo, sin que interpusieran los generales Pesqueira y García Morales!

   ¿Por qué ha renunciado ahora, en su última oportunidad, al mensaje que solía enviar por radio y televisión a los ciudadanos? ¿Es un ataque de modestia o se siente incomprendido? Hace dos años, casi tres, que rehúye a las multitudes. ¿Tiene miedo aún y a qué o a quién?

  Como entregar el informe al Congreso es una obligación constitucional, supongo que no se suprimirá el pequeño paseo a pie del palacio de gobierno al legislativo, y que habrá, como de costumbre, vallas para impedir el paso a la gente, patrullas, bomberos, ambulancias, perros sabuesos, detectores de metales, policías municipales, agentes de la PEI, francotiradores y guaruras disfrazados de monjas o de vendedores de tacos, todos listos para que ningún mugroso se le acerque al gobernador.

   ¿Y luego? Simplemente no tolero la idea de que no habrá mensaje, que en el caso de Padrés ha sido siempre divertido, especialmente el de 2011, cuando paseaba ante su público y afirmaba, con su sonrisa de mayor pegue, que era el gobernador más fregón en toda la historia de Sonora. Y a quien lo dudara invitaba a compararlo con todos sus antecesores. “¡Compárenme, compárenme!”, decía, sin importarle que había dos ex gobernadores presentes en el acto.

  Yo me desternillaba de la risa. ¡Nunca había visto algo la mitad de ridículo que aquello! Ni tan tonto. Apenas cumplía dos años en el poder y ya pedía que lo compararan con otros gobernadores. No, justo sería compararlo ahora, que ya pasó por el Monumento al Tubo, Los Malnacidos, el mega robo del FEMOT, el mega peculado del ISSSTESon, la presa dinamitada, el repudio del Valle del Yaqui, el robo de terrenos municipales, los refugios con aire acondicionado para sus caballos, la friega que le pegaron a sus candidatos…, en fin.

  Ojalá que cuando menos publique un mensaje en su periódico predilecto, aunque se le advierte que los dueños de ese medio, por agachones que hayan sido, pedirán el pago del espacio anticipado.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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