En el último año Enrique Peña Nieto afrontó algunas de las crisis más seeveras que ha vivido un presidente mexicano a la mitad de su mandato.
Y el mandatario las abordó apenas iniciar el mensaje por su tercer informe de gobierno. Pero no las llamó directamente por su nombre.
En un discurso que duró casi dos horas, el presidente dedicó unos minutos para hablar sobre los escándalos de los últimos meses.
De estos problemas el presidente habló así:
"Los hechos ocurridos en Iguala o la fuga de un penal de alta seguridad, nos recuerdan situaciones de violencia, crimen o debilidad del Estado de Derecho", dijo.
"Señalamientos de conflictos de interés -que incluso involucraron al Titular del Ejecutivo- así como denuncias de corrupción en los órdenes municipal, estatal y federal -y en algunos casos en el ámbito privado- han generado molestia e indignación en la sociedad mexicana".
Encuestas
Entre 2014 y lo que va de 2015 –el período del informe presidencial– desaparecieron 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero.
Se denunció un presunto conflicto de interés por la venta de propiedades de un contratista del gobierno a su familia y un colaborador.
También escapó de prisión el líder del cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.
A todo esto se sumó la caída internacional de los precios del petróleo y una creciente devaluación de la moneda mexicana, el peso.
Esos son algunos de los temas a los que se refirió entre líneas el presidente Peña Nieto.
Y que han generado, dijo, que el país enfrente "una situación de desconfianza en lo interno, y de incertidumbre en lo externo por la economía internacional".
Para superar las dificultades, Peña Nieto anunció diez medidas especiales que se aplicarán a partir de ahora y durante el resto de su gobierno.
Algunas de estas propuestas se refieren a las crisis que marcan la mitad de su gobierno, y que ya parecen tener consecuencias.
Mediciones como las de la consultora de opinión pública Parametría indican que Peña Nieto tiene un alto nivel de desaprobación en su mandato.
Un sondeo de agosto pasado señala que el 57% de los entrevistados desaprueba la forma como el presidente realiza su trabajo.