El mal uso del agua, la sequía y la falta de prevención han dañado gravemente el ecosistema del río Yaqui.
Las investigaciones realizadas durante 10 años por Rodrigo González Enríquez, catedrático-investigador del Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON), así lo demuestran.
El Maestro en Recursos Hidráulicos, junto con un equipo de investigadores, realizó una evaluación hidrológica ambiental del ecosistema ripario, es decir la vegetación ribereña del aalle aluvial del río Yaqui.
El objetivo fue determinar el impacto ambiental producido por el uso y manejo del agua, principalmente la batería de pozos del acueducto Yaqui-Guaymas en la cuenca del Río Yaqui, para incidir en la preservación del ecosistema ripario.
Como antecedente de la construcción del acueducto, detallaron que el valle aluvial del río Yaqui fue considerado como una zona donde el agua subterránea se encontraba a poca profundidad.
En otra época los niveles freáticos hacían atractiva su explotación y se desarrollaba, de manera fructífera, la ganadería, la agricultura y la explotación de minas para la extracción de arena y grava.
En 1979 estudios técnicos identificaron al acuífero del valle aluvial como una zona apta para extraer agua y ser transportada por un acueducto de 120 kilómetros para uso industrial-urbano en Guaymas y Empalme.
En 1992 inició la operación del acueducto Yaqui-Guaymas y actualmente la exportación es de 550 litros por segundo.
Hoy las investigaciones realizadas por el equipo de expertos del Itson demuestran un aumento en el deterioro de la zona riparia con dirección de norte a sur, generado por la intercepción de los flujos superficiales en las presas derivadoras Chiculi y Hornos y por las intercepciones del flujo subterráneo generado por los pozos del acueducto Yaqui-Guaymas, explica Rodrigo González.
Existe en esta área una gran degradación de su ecosistema, principalmente en la zona de la batería de pozos del ya citado acueducto, señala.
La degradación, ocasionada por la sobreexplotación del acuífero, produce un impacto negativo en los elementos que forman el ecosistema, como el medio físico, el recurso hídrico, el suelo, flora y fauna.
Las actividades económicas han sido afectadas por la sobreexplotación del acuífero, reflejado en la calidad de vida de los habitantes de la región, desde la salud de los individuos hasta el grado de redistribución de la renta que perciben.
“Aún en los 90’s, mientras realizábamos trabajos por el área del Río Yaqui, observamos que había huertas, rancherías, sembradíos de alimento para el ganado que mantenían con el agua que había”, comentó el investigador.
“En la actualidad, agregó, nada de eso existe, los ranchos están abandonados; establos ganaderos que fueron productivos, ya no tienen nada ni siquiera para el ganado, y ni ganado hay”. (CONTINUARÁ) |