Venía loco de contento con su cargamento, recorriendo las calles de la ciudad.
Pensaba remediar la situación del hogar que es toda su ilusión… pero los sueños de Alberto Hernández Carrasco se esfumaron cuando frente a él apareció la imponente figura de un agente preventivo que le dijo:
-Hey, tú, Jibarito, enséñame tu cargamento.
Y como éste se hizo el desentendido, el jenízaro le
hizo una rápida revisión corporal y encontró el mencionado cargamento, que consistía en dos jeringas nuevas, una porción de cocaína y otra de crystal.
En su declaración, Alberto “El Jibarito” afirmó que las jeringas eran para remediar la situación de un pariente enfermo, y la coca en realidad era polvo para hornear pasteles.
Respecto al crystal, dijo que era veneno para las ratas que rodearían al pastel.
Como nadie le creyera, fue invitado a pasar a una fría, deprimente e inhóspita celda de Seguridad Pública.
|