Paso a la realeza
marca.com
Sábado 28 de Mayo de 2016

MILÁN.- De la Décima a la Undécima va un número. El 4, el de Sergio Ramos, el del hombre que besó el cielo de Lisboa y conquistó el suelo de Milán.

Como si el tiempo nunca hubiera pasado, como si el balón colgado fuese el mismo, da igual con la cabeza que con los tacos, pero siempre con el alma.

El gol de Ramos, el gol de la final, el gol de la Décima, el gol de la Undécima. El hombre que levantó la Champions al cielo de San Siro, más que un héroe en la historia del Real Madrid.

Quien después de lo de Lisboa creyera que no había una forma más agónica de ganar una Champions o cruel de perderla no sabía lo que iba a pasar esta noche en San Siro.

Para el Atlético es un sufrimiento continuado, no sólo por la tercera final consecutiva perdida entre tanta crueldad, es que el ladrón de las dos últimas Copas de Europa ha sido el eterno rival, el vecino del once.

El penalti de Juanfran al palo está en la historia negra del Manzanares. Él, que tanto había celebrado su lanzamiento contra el PSV, él, admirado y adorado en el Calderón, tuvo que ser el que negara la gloria a su equipo.

Falló, el único, y una milésima de segundo después Cristiano lo entendió todo. El máximo goleador de la historia del Real Madrid necesitaba una guinda al pastel.

Dio un paso hacia el área, hacia el punto de penalti, hacia la retina de todos los madridistas del planeta, hacia la memoria del fútbol, hacia la Historia del Real Madrid.

Marcó, venció, un grito recorrió la nación blanca, sin territorio pero con bandera, un "Goooooooool" de los que se atrancan en la garganta y acaban en gallo o lágrima. Un grito de campeón.

El marcador no se movió hasta los penaltis y la historia se hizo Historia. Lucas, Marcelo, Bale, Ramos y Cristiano, cinco lanzamientos para siempre, cinco tiros que el madridismo recordará toda la vida. Había mucho en juego y muchas gargantas secas hasta el fallo de Juanfran.

Al Atlético no le quedará consuelo. La Liga de Campeones seguirá siendo su obsesión. En los manuales de la vida se dice que el amor es más intenso antes de consumarlo.

En esos momentos en los que recuerdas el sabor a la miel de sus labios y sueñas con la siguiente dosis de su beso. El Atleti sigue enamorado de la Champions y no parará hasta levantarla en volandas.

Pero la historia es blanca. Una temporada que empezó Highway to hell termina Stairway to heaven. No, no iba a durar dos años. Sigue siendo posible que dure toda la vida. El madridismo dormirá en el Undécimo cielo.

ruben.jimenez@marca.com

 

 
 

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