El periodista y escritor Fernández de Lizardi (1776-1827)
Álvaro Cepeda Neri
Sábado 02 de Julio de 2016

Ex Libris

I.- Hace 240 años nació –y 189 que biológicamente murió– el implacable periodista y genial escritor de El periquillo sarniento (para sacarle la vuelta a la restauración de la inquisición y hacer un paréntesis de periodista y fundador de periódicos).

Es José Joaquín Fernández de Lizardi, celebradísimo en el ejercicio de la prensa como contrapoder, durante el período más difícil de la creación de su obra (1815-1832), para cultivar la ilustración mexicana.

Empolvado por el paso del tiempo, permanece su trabajo y trayectoria periodística, cuyo catálogo nos brinda Humberto Musacchio López en Diccionario Milenios de México; Historia Gráfica del periodismo mexicano e Historia del periodismo cultural en México. Algunas editoriales siguen publicando El Periquillo sarniento, pues es fuente de la historia de la prensa escrita en México, a partir del periódico El pensador Mexicano, donde hace de nuestro Nicolás Maquiavelo, con un número para dar consejos al virrey Venegas, “sobre el buen gobierno republicano y democrático”, que le valió ser encarcelado por el atrevimiento de educar políticamente a un autócrata.

II.- La historia del periodismo, en ese entonces, corre pareja a la maravillosa creación de Johannes Gutenberg  (1398-1468), que en nuestro país abre las puertas a la lectura (José Toribio Medina: La imprenta en México: 1539-1821, UNAM).

Eso le permitió a Fernández de Lizardi sembrar y cosechar su periodismo crítico y de librepensador, para divulgar el quehacer político, invitando a estudiar su teoría y práctica. Fue insurgente en la Revolución de 1810, encarcelado por sus; ideas y su actividad en la flor de la Independencia de los Hidalgos y Morelos, y la pléyade revolucionaria que convenció al pueblo del levantamiento popular que generó la primera manifestación de la democracia directa que, con la Constitución de 1814 dio nacimiento a la democracia indirecta o representativa para constituir el Estado y los poderes.

A esto contribuyó quien se conoce como “el Pensador”, usando no el “creer o sentir”, sino el pensar reflexionando en la cultura y la política para la formación de los mexicanos como animales políticos (Aristóteles: La Política, Gredos).

III.- En mi biblioteca tengo la fabulosa edición, en dos tomos, con espléndidas ilustraciones y dibujos de El Periquillo Sarniento de 1897; con la foto y autógrafo del autor y el extraordinario prólogo de Francisco Sosa, quien festeja “la crítica de los actos gubernativos” que “no sólo comenzaron a demoler el edificio del antiguo régimen, sino que fueron los primeros váguidos (gemido o llanto de un recién nacido) del periodismo mexicano, pues hasta entonces era desconocida en nuestro suelo la discusión de los problemas sociales”.

Y políticos, que afianzan y renuevan a la democracia directa, para demandar la atención de los gobernantes y exigirles cumplir sus obligaciones.

Su obra periodística no es fácil de encontrar, por la falta de una historia documental desde 1800; e incluso desde la hoja impresa de 1541 a los textos de Granados Chapa, para testimonio del periodismo mexicano en todas sus manifestaciones que incluye al internet (varios autores: Cambio 18 ensayos fundamentales sobre internet; Turner.-2013).

Sin el periodismo y la obra de este fundamental protagonista, el ejercicio de la prensa democrática no podría ser una continuidad del periodismo, en los términos desde el Ágora griego a la Plaza Pública de Granados Chapa. A la mano tenemos la publicación de sus dos obras literarias, criticando hechos de la vida pública, que son precursores de la prensa como contrapoder.

Ficha bibliográfica
José Joaquín Fernández de Lizardi. El periquillo sarniento y La quijotita y su prima. Porrúa Sepan cuantos, números: 1 y 71

cepedaneri@prodigy.net.mx

 
 

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