Laguna y Parque Infantil, víctimas de la tala impune
Sergio Anaya
Jueves 14 de Julio de 2016

El área que conforman el Parque Infnatil Ostimuri y la Laguna del Náinari ha sido una de las que más ha resentido la brutalidad de quienes talan árboles por cualquier pretexto, anteponiendo intereses comerciales por encima de los principios de la naturaleza y de la política sustentable.

Hoy el titular de Gestión Ambiental, Heliodoro Espinoza, encabezó le acto oficial por el Día del Árbol celebrado en el Parque Infantil Ostimuri, un espacio que hace poco sufrió la tala de añosos e inmensos árboles que habían crecido en la parte sur oriente de su bosquecito.

Alrededor de 10 de esos árboles fueron arrancados con todo y raíz por la empresa Zafari 2000, concesionaria del zoológico que estuvo allí poco tiempo y que desde el año pasado debió retirarse al ser clausurada por Profepa. La tala de esos árboles era parte del proyecto para rediseñar el área donde la empresa instalaría otro de sus negocios particulares.

La empresa se fue, la concesión será seguramente retirada, pero nada podrá recuperar los gigantescos árboles que allí había desde muchos años, los mismos que tardarían en crecer otros que allí se siembren pero que hasta, por cierto, nadie parece interesado en sembrarlos.

La foto que aparece en portada muestra el área deforestada por la empresa Zafari 2000.

Otra área impactada por la ambición de unos cuantos ha sido el corredor principal de la Laguna del Náinari, donde se encuentran los puestos de cocos. Desde los orígenes de este paseo símbolo de la ciudad, grandes yucatecos crecieron y refrescaron con su follaje y su sombra a los visitantes de la Laguna, pero desde la administración de Manolo Barro surgió el interés por rediseñar esa área, hacerla más comercial para instalar nuevos negocios y lo primero que se hizo, sin consideración alguna, fue tumbar varios de esos árboles frondosos.

La naturaleza fue sustituida por más puestos y un diseño arquitectónico horrible que abrió los espacios para justificar el gasto de varios millones de pesos que se arrancaron al presupuesto municipal.

Sucedió lo mismo cerca de allí con varios árboles añososos y gigantescos que estaban a la entrada del Deportivo Álvaro Obregón. Tumbaron varios de esos árboles para armar una vulgar estructura de hierro que serviría de sombra a una nueva canchita de basket y voleybol.

Nadie protestó, nadie dijo nada cuando ocurrieron estos delitos ambientales perpretados en el área donde hoy se celebró el Día del Árbol.

 
 

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