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La liga méxicoargentina de futbol
Jaime Saldaña Lunes 14 de Enero de 2008

Cobró lo que quiso cuando era director técnicos de equipos mexicanos, y cobró aún más por dirigir a la selección mexicana de futbol, donde no hizo nada extraordinario, nada más de lo que hubiera hecho cualquier técnico nacional, luego se fue a su país para dirigir al Boca Juniors y desde allá nos mandó a decir que los mexicanos no sabemos mucho de futbol.

Lo subrayó con la “sencillez” que le caracteriza: La prensa deportiva mexicana no sabe de este deporte tanto como sabe la prensa argentina…

Y pese a esta ofensa, pese a sus fracasos en Argentina, donde todo mundo lo menosprecia, Ricardo Lavolpe vuelve a México con todos los honores (que para él es decir los pesos), ahora como director técnico del club Monterrey.

El caso de Lavolpe es sintomático de lo que sucede con el futbol profesional en México, que en realidad debería llamarse “liga méxicoargentina de futbol”, no sólo por el importante número de jugadores gauchos que militan en los clubes nacionales, sino también por los privilegios que tienen, muy por encima de los que se dan a la mayoría de los jugadores mexicanos.

No desconocemos el gran aporte que han hecho antes y ahora grandes jugadores y entrenadores argentinos al balompié nacional. Sobran nombres que podrían ser un ejemplo cada uno de ellos.

Pero en términos generales, la mayoría de los futbolistas argentinos vienen a ganar grandes sueldos a este país y su aportación no es mayor de lo que aporta el promedio de los jugadores mexicanos.

Hay en el medio futbolístico como en el medio televisivo –ambos muy cercanos, casi emparentados- una gran devoción por los inmigrantes argentinos que contrasta con el menosprecio que se manifiesta hacia los mexicanos. Y así como vemos a un mediocampista gaucho hacer lo mismo que haría un jugador mexicano por menos sueldo y con menos privilegios en el contrato, también vemos las telenovelas y otras producciones plagadas de chicos y chicas argentinas sin más talento que los cientos de jóvenes nacionales que buscan una oportunidad en los medios nacionales.

El regreso de Lavolpe, un fracasado en su país que es recibido como triunfador aquí, es una prueba fehaciente del malinchismo y la mediocridad que caracteriza al futbol mexicano.