En dónde están los diputados, pregunta el maestro de ceremonias a la multitud que se congrega en la plaza Álvaro Obregón para protestar contra la medida más impopular de los últimos años en México: el  gasolinazo.

En Abelandia, responde alguien desde la concurrencia y que apenas logra arrancar algunas señales de repudio, pues tal pareciera que la mayoría desconoce el  bacanal, que desde hace dos décadas, congrega a una parte de la clase política priista por rumbos del  Quiriego.

Son más de la 10 de mañana y la marcha que salió del teatro Oscar Russo Vogel apenas llega al palacio municipal y se divide: los maestro de la CNTE por su parte y las demás organizaciones que toman la plaza con un testigo de honor…una piñata de Peña Nieto.

Ahí están también la Organización Ciudadana de Cajeme, los yaquis de Bácum contra el gasoducto, los tirabichis que se oponen a Tecmed, el sindicato del Itson, un grupo de bicicleteros y los transportistas con su medio centenar de unidades.

Un participante que se identificó como doctor, usó un novedoso vehículo ecológico que funciona con energía eléctrica y se carga vía celdas solares. Pudiera ser parte de la solución, pero su costo, 5 mil dólares, es una cifra no muy accesible para muchos.

Quienes observan la unidad, una bicicleta muy bien equipada, no evitan dar su comentario mordaz. “El gobierno debería subsidiar este tipo de transporte y no darle millones a los partidos políticos y una bola de zánganos”.

Durante el recorrido, los manifestantes convocaron con un “únanse, únanse” a los visitantes que deambulaban por el centro comercial, seguido de una provocación: “A ti que estás mirando, también te están chingando” y los gritos de “Fuera Peña”, “Fuera Tino”.

El repudio hacia lo que huela al sector público se evidencia en las pancartas. “De derecha, centro, izquierda, partidos a la mierda”. Una más: “Diputados y senadores, pinche bola de traidores” y otras que le recordaban el 10 de Mayo a los representantes populares.

Por el estrado, lo mismo desfilan para tomar la palabra ciudadanos apartidistas, que artistas como Pascual Meza del legendario grupo Kafra o el líder yaqui Guadalupe Flores, que exclama “No al gasoducto y al gasolinazo porque son parte de la reforma energética”.

El académico Rodrigo González Enriquez, pregunta –investigador al fin-, que si dónde están los novilleros,  aquéllos que se opusieron al acueducto Independencia y ahora hacen mutis. Nadie responde, ni el mismo regidor Joaquín Armendáriz, que mantuvo bajo perfil en el evento.

La única referencia alusiva al movimiento ciudadano de la lucha por el agua, pudiera ser las letras negras con fondo blanco, que lucen algunas de las mantas de protesta, pero que ahora, en vez de decir No al Novillo se convierten en un No al gasolinazo. Tiempos traen tiempos, PRImero lo PRImero.

A unos pasos el neopanista Norberto Corral se zafó de toda representación partidista, al afirmar que “yo vengo como locatario” y “yo como empresario del cacahuete”, secundó el ex líder tortillero Marcelino Pérez Arenas, ahora representante de Mr. Maní.

Mientras que, “como Pedro por su casa”, la regidora Gabriela Martínez Espinosa se mueve por el mitin, ondeando una bandera mexicana y portando una camisa con el #43, referente inequívoco de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.

Al final todos los manifestantes se unieron para entonar la versión completa del Himno Nacional Mexicano, las 10 estrofas que escribiera González Bocanegra. Entre frases de hartazgo y descontento, brilla una esperanzadora: “El Mexicambio ha llegado”.

Peña Nieto por fin cumplió algo, entre tanta demagogia y corrupción adjunta, hacer efectiva su frase gobierno de Mover a México… contra una clase política indolente y rapaz.