VERACRUZ.- El viernes 17 de febrero del 2017 será un día que tanto el pueblo jarocho, aficionados norteños, toda la Liga MX, y a los que nos gusta el futbol, nunca olvidaremos. El duelo entre Veracruz y Tigres, correspondiente a la Jornada 7 del torneo Clausura, se vio opacado por seudoaficionados y lo dejó manchado literalmente por sangre.
Tanto la afición y los jugadores presentes en el estadio Luis "Pirata" Fuente, fueron testigos de una verdadera tragedia, una tragedia que habría comenzado en el minuto 65, cuando André-Pierre Gignac marcara el primer tanto del duelo y lo fuera a festejar a una zona del inmueble que estaba llena de afición escuala.
Diez minutos después y tras una discusión entre el goleador francés y el Maestro Reinoso, llegó el 2-0 por parte de Quiñones. Los seguidores jarochos se sintieron humillados y más que eso, dolidos.
Una vez que llegara la tercera anotación por parte de Jürgen Damm y que en las tribunas se respiraba la tensión, nerviosismo y molestia, el graderío no olía, apestaba a que el partido terminaría mal y lamentablemente así ocurrió. La afición felina, los Libres y Lokos, habrían comenzado a agredir a las familias presentes en el Pirata, por lo que seguidores del Tibu la Barra 47 defendió a las mismas y respondió a los ataques (hasta con un picahielo).
Ya con una mega campal en el graderío, la prudencia estuvo en todo momento en los futbolistas regios, Gignac, Quiñones, Álvarez, Pizarro, Vargas y por supuesto el maravilloso Tuca, que trataban de dar un ejemplo de paz y protección para sus fans, que de manera desesperada trataban de repeler los ataques locales.
Uno de los más desesperados fue el 10 felino, sí, ese hombre que a la menor provocación te responde, pero no con golpes sino con goles. El galo se rompió la garganta en pedir ayuda para los fanáticos que hicieron el viaje desde Monterrey. En su molestia, André-Pierre aseguró: "Que se vayan a segunda".
A través de su cuenta de Twitter, el futbolista Jonathan Espericueta, mostró que su compañero Jesús Dueñas tenía una grave cortada en la mano izquierda, la cual estaba bañada en sangre.
Penoso y lamentable, sólo así se puede catalogar lo sucedido este sábado en el Puerto de Veracruz, donde el espectáculo del balompié y los 22 guerreros que se enfrentan con una esférica, quedó más que sucio por una bola de desalmados dementes.