Empezando este año leí una nota en InfoCajeme que hablaba de como al Instituto Tecnológico de Sonora (Itson) se le había incrementado en cero por ciento (así es: ¡cero por ciento de incremento!) el presupuesto estatal para el año en curso (http://www.infocajeme.com/general/2017/01/exhibe-el-presupuesto-labor-de-diputados/).
De inicio, si consideramos la escalada de incrementos en gasolina, luz, gas e incluso los que de rigor deben hacerse en el ámbito laboral, lo que vemos es en realidad un decremento en el presupuesto de Itson ya que si tienes que pagar lo mismo de antes a mayores precios pero con el mismo recurso e realidad estás perdiendo.
Pero y aunque usted no lo crea (como decía aquel slogan de un programa de televisión), el problema más grave no es ese sino la sistemática, metódica y recurrente falta de cumplimiento de los compromisos presupuestales (sexenio tras sexenio y trátese del color que se trate) del gobierno estatal en turno.
Cada año se firma un convenio entre Itson y el Gobierno del Estado que establece las condiciones mínimas de la relación entre ambos. En Enero de 2016 se firmó el correspondiente a ese año señalándose en la cláusula segunda que el presupuesto de Itson se conformaría con la Secretaría de Educación Pública (SEP) dando el 50% de los recursos requeridos y el Gobierno del Estado dando el otro 50%, es decir, por cada peso de la SEP el Gobierno del Estado pondría otro peso.
¿Cuál fue el resultado de este compromiso? Mediante solicitud de transparencia se obtuvo la información siguiente donde las aportaciones del Gobierno del Estado fueron apenas el 23%, muy lejos del 50% al que debió haber llegado su aportación respecto del total esperado.
La página de la etonces candidata al Gobierno del Estado, Claudia Pavlovich Arellano, deja constancia de un compromiso que adquirio con las autoridades del Itson de ese entonces (http://www.claudiapavlovich.mx/garantiza-claudia-pavlovich-a-universidades-recibir-recursos-en-tiempo-y-forma/):
“Otorgar los recursos a las universidades públicas en tiempo y forma sin regatear lo que por ley les corresponde…” se oye muy bonito, pero como dice el dicho “el prometer no empobrece”.
¿Primero lo primero? No será parte de “lo primero” el cumplir con lo que uno se ha comprometido previamente.
Ahora bien, en descargo de la ahora ya Gobernadora Claudia Pavlovich Arellano hay que señalar que desde 1993 las cosas comenzaron mal con el Gobierno del stado de Sonora el cual comenzó a regatearle a Itson los recursos que por ley le correspondía. Manlio Fabio Beltrones, Armando López Nogales, Eduardo Bours Castelo, Guillermo Padrés Elías, sexenio tras sexenio y trátese del coor que se trate el incumplimiento de los compromisos del Gobierno del Estado de Sonora con la educación superio han sido sistemática, metódica y recurrentemente incumplidos.
Si pudiéramos quedarnos con una sola característica de las universidades públicas autónomas, ésta sin duda sería precisamente la de la autonomía. Dicha autonomía les confiere una libertad para formar profesionistas, realizar investigación de vanguardia y extender los beneficios de la ciencia y la cultura sin sesgos sociales, políticos, culturales o religiosos. Pero para que esta autonomía sea real y plena la universidad no debe estar atada a la buena voluntad de las instancias de gobierno que les radican los recursos correspondientes.
La autonomía universitaria busca ante todo liberar la actividad académica de docencia, investigación y extensión, de los vaivenes políticos, sociales o religiosos para darle, o más bien garantizarle, la objetividad requerida para el avance de la ciencia y la cultura. De la misma forma para cumplir sus funciones las universidades autónomas han sido conferidas de esa facultad de autodeterminación, y por su carácter público han sido dotadas de presupuestos que fluyen del erario público para que puedan solventar las erogaciones inherentes a sus funciones.
Si juntamos ambas ideas, es decir la autonomía y los recursos que requiere la universidad, podemos ver que si no existen mecanismos que garanticen que los recursos fluyan de manera tal cual están programados y presupuestados, la autonomía no deja de ser más que un bello discurso ya que la universidad sigue sometida a las instancias de gobierno en turno en tanto ellas deciden cuándo y cuánto.
El tema de los recursos que estando presupuestados para las universidades deben fluir hacia ellas, es complejo dado que involucra cuestiones legales, pero de la misma forma debe haber un mecanismo que obligue a los diferentes niveles de gobierno responsables de financiar la educación superior a entregar en tiempo y forma los presupuestos que se le han asignado a las universidades públicas autónomas de otra forma la concesión de la autonomía será algo propio del discurso más no de la realidad universitaria.