La iniciativa de la gobernadora Claudia Pavlovich para construir la planta desaladora Guaymas - Empalme con capital público y privado es buena, pero está muy lejos de ser la alternativa que sustituya al Acueducto Independencia, comentó Rodrigo González Enríquez.
Por su tamaño sería similar a la que ya se tiene operando para abastecer a Maquilas Tetakawi.
"Ni siquiera alcanza para cerrar el acueducto que va del río Yaqui a Empalme - Guaymas y cuyo impacto ambiental ha sido cosiderable pues ha disminuido el manto freático del territorio yaqui en esta zona", añadió el investigador del Itson y uno de los primeros expertos en proponer desaladoras para solucionar el problema del agua en Sonora.
Una planta desaladora como la que contempla el Gobierno del Estado produce 7.5 millones de metros cúbicos (millones de m3), apenas la mitad de lo que se envía a través del acueducto Yaqui - Guaymas, que son 15 millones de m3, es decir, se necesita una planta más del mismo tamaño para cerrar este acueducto y quién sabe cuándo planeen construirla, por lo que el abatimiento o disminución de pozos alrededor de Hornos seguirá creciendo, explicó.
Es difícil que las empresas dedicadas a la industria desaladora se interesen en un proyecto pequeño como éste, lo harían tal vez si se les promete participar en el proyecto total que incluye la desalación de agua para abastecer a Hermosillo, consideró el investigador universitario.
Para abastecer a Hermosillo, continuó, se requiere una planta generadora de 70 millones de m3 con una inversión mínima de 4 mil 500 millones de pesos.
Esta cantidad puede parecer muy elevada, sin embargo si se considera que la construcción del nuevo estadio de beisbol en Cd. Obregón costó casi 1 mil millones de pesos, no se ve tan difícil financiar la construcción de una desalaldora grande y el acueducto de casi 130 kilómetros de longitud donde se transportaría el agua a la capital del Estado. Además ésta sería una inversión a recuperar con el cobro por consumo de esa agua.
Mientras tanto, dijo González Rodríguez, el acueducto Independencia sigue funcionando como si estuviéramos en el gobierno de Guillermo Padrés pues no se ha suspendido su operación, como se prometió en la camapaña electoral priista del 2015 y como si no existiera una orden judicial para suspender dicha operación pues el proyecto nunca contó con el aval de un impacto ambiental.