Aquellas Series Mundiales
Héctor Barrios Fernández
Lunes 19 de Junio de 2017

En los días de la década de los 1910s, el béisbol era parte de la vida cotidiana de los Estados Unidos. Las familias iban juntas a ver los juegos de béisbol. Algunos conducían los autos familiares, regularmente el famoso Ford Modelo “T”. Fueron momentos emocionantes para los aficionados de Boston. Su equipo, ahora llamado Medias Rojas, ganó las Series Mundiales de 1912, 1915, 1916 y 1918, con el legendario jugador Babe Ruth, valioso en el departamento de lanzadores.

En Europa la primera guerra mundial había estado desarrollándose furiosamente desde 1914 y con ello una vez más los seres humanos demostrábamos nuestra parte de salvajismo. Días antes del inicio de la temporada de 1917, los Estados Unidos, se unieron a Inglaterra y Francia contra otros países liderados por Alemania, conocidos como el Poder Central. El gobierno de los Estados Unidos dijo que los hombres tenían que trabajar o pelear para patrocinar el esfuerzo de la guerra. Eso incluía a los jugadores de béisbol, que tenían que ir a matar personas que no conocían para defender los intereses de personas que si se conocían pero no se mataban.

Para 1918, muchos jugadores estuvieron sirviendo en los ejércitos, incluyendo a la estrella de los Tigres de Detroit Ty Cobb, además de Christy Mathewson lanzador as de los Gigantes de New York.

La temporada de béisbol fue acortada. La Serie Mundial de ese año fue sostenida a principios de septiembre y los Medias Rojas enfrentaron a los Cachorros de Chicago (como apuntamos en otro artículo, cortesía de Fred Merkle). Por primera vez, en un juego de Serie Mundial, se entonó el Himno Nacional de los Estados Unidos y apareció la Bandera Patria.

Babe Ruth lanzó 29 2/3 innings (conste que no son 29.2 innings) seguidos sin permitir carrera en dos Series Mundiales y ayudó a los Medias Rojas de 1918 a obtener el triunfo en la Serie. Esa fue la última temporada del Babe con Boston. Su contrato fue vendido a los Yankees. Los Medias Rojas pasarían muchos años de frustración. De hecho muchos aficionados pensaron que ese cambio fue la razón por la que el equipo cayó en una “maldición,” “la maldición del Bambino.” Sin el “Bambino” Babe Ruth, los Medias Rojas no ganaron otra Serie Mundial sino hasta 86 años más tarde.

 

MIRANDO LA SERIE MUNDIAL:

Antes de la radio y la televisión, los aficionados abarrotaban los teatros para “ver” los juegos de la Serie Mundial. Un anunciador leía jugada a jugada los mensajes recibidos vía telegrama y los actores representaban en el escenario el papel de los jugadores.

Con el tiempo, las pizarras eléctricas fueron inventadas. Se colocaban en espacios públicos, con anuncios publicitarios, tenían una altura de aproximadamente diez pies. Las luces brillaban para simular el movimiento de la pelota.

Los sistemas más avanzados presentaban jugadores que se movían dentro del campo de béisbol. Durante la Serie Mundial de 1911, muchos aficionados en New York, “vieron” los juegos en las pizarras montadas en Time Square, juegos que se llevaban a cabo en lugares distantes.

Después de que la guerra terminó en 1918, el béisbol estaba de regreso como había sido costumbre. En 1919, los Medias Blancas de Chicago enfrentaban a los Rojos de Cincinnati.

Todos estaban seguros de que los Medias Blancas ganarían. Sus jugadores eran los mejores. El gran lanzador Eddie Cicotte lideró en la Liga Americana en juegos ganados. Joe “El Descalzo” Jackson, su estrella bateadora, era un ídolo para millones de aficionados. Jackson era considerado el más grande bateador natural que jamás hubiera existido.

Los primeros dos juegos se llevaron a cabo en Cincinnati. El parque Redland estaba hasta el tope. La gente estaba trepada en los techos de los edificios vecinos para ver el juego. Los jóvenes se trepaban en los postes del telégrafo. Chicago perdió el primer juego 9 a 1. También perdieron el segundo. Los aficionados de Cincinnati estaban emocionados y sorprendidos.

¿Qué estaba pasando? Se preguntaban. Nadie que siguiera el béisbol podía creerlo. Expertos fildeadores estaban cometiendo errores. El as de los lanzadores Eddie Cicotte no podía tirar strikes. Ni la otra estrella del pitcheo, Lefty Williams.

Por la noche los equipos viajaron en tren con rumbo a Chicago para el siguiente juego a desarrollarse a la siguiente tarde. En aquel entonces los estadios no tenían alumbrado. Los juegos eran siempre de día.

Sorprendentemente los Medias Blancas perdieron uno de sus dos primeros juegos en casa. Ahora estaban abajo en la serie 3 a 1.

Para el juego cinco, Williams estaba de regreso en el montículo, se miraba fuerte. Pero en la primera parte de sexto inning, los de Chicago hicieron increíbles errores.

Primero, Jackson y el jardinero central Happy Felsch dejaron caer una pelota. De alguna manera la pelota picó en el suelo entre ellos. Mientras tanto el corredor dio vuelta por primera base, con movimientos lentos, Felsch levantó la pelota, tiró a segunda base quien perdió la pelota. Enseguida los Rojos anotaron su primera carrera.

Tres bateadores más tarde, los de Cincinnati tenían solamente un out y había corredores en primera y segunda. Cuando la pelota fue bateada a lo profundo del jardín central, Felsch fue tras ella. Happy había atrapado cientos de pelotas como esa. A pesar de haber dejado caer una antes, seguramente esta sería un fácil out.

Para sorpresa de todos, Felsch dejó caer la pelota. Finalmente la lanzó al shortstop quien tiró a home.

¡Muy tarde! Los Rojos anotaron otra carrera.

Conforme el juego avanzó, los grandes bats de Chicago permanecieron en silencio. El encuentro terminó con derrota para los Medias Blancas por 5 a 0.

Kid Gleason, manejador de Chicago, dijo a los reporteros, “Algo anda mal, no sé qué es, pero algo anda mal.”

Los rumores iban y venían. ¿Los Medias Blancas estaban perdiendo a propósito? ¿Los apostadores estaban pagando a los jugadores para dejarse ganar?

En el juego ocho en Chicago, Williams subió a la loma de nuevo. Los aficionados aún creían en él. Ellos le daban toda clase de apoyo.

Tan sólo quince lanzamientos después, Williams había permitido cuatro hits y tres carreras. Chicago perdió el juego 10 a 5, también la Serie 5 juegos a 3.

Un año más tarde, ocho jugadores de Chicago fueron acusados por venderse en la Serie y fueron eventualmente expulsados de por vida del béisbol. Desde entonces el equipo fue conocido como los Medias Negras. Aunque algunos historiadores dicen que ya se les llamaba así debido a sus sucios uniformes.

Algunos confesaron, incluido Jackson. Después, “El Descalzo” insistió en que él era inocente y no entendió la acusación porque él no sabía leer ni escribir.

Jackson no entendió que la ignorancia no es pretexto, no lo justificaba.

Una historia dice que un niño detuvo a Jackson afuera del edificio de la Corte y le dijo: “Dime que no fue así Joe.” Joe contestó: “No fue así.” Sin más palabras, Joe siguió su camino.

¿Por qué esos jugadores hicieron trampa? Aunque eran el mejor equipo en el béisbol, los Medias Blancas eran pagados muy pobremente. Aparte se les cargaba la cuota por la limpieza de sus uniformes. Y eso que el dueño del equipo, Charles Comiskey había sido jugador de grandes ligas.

Esos hombres tenían familias que mantener, casa, deudas. El dinero fue la razón por la cual ellos se entregaron a los apostadores.

Pero como  Cicotte declarara más tarde: “Ahora lo he perdido todo.”

Ha sido uno de los momentos más tristes en la historia del béisbol.

 
 

Copyright © 2006-2024. Todos los Derechos Reservados
InfoCajeme
www.infocajeme.com