Como nube persecutora, la depresión se ha posado sobre la adolescencia y la juventud en México y el mundo.
Aunque es un fenómeno multifactorial, se ha volcado en estas etapas del desarrollo debido a la gran cantidad de transformaciones que las caracterizan.
Hay cambios en la manera de pensar, se modifica el cuerpo y las formas de relacionarse con los otros. En la depresión –que puede derivar en suicidio– influyen el bajo nivel educativo, el desempleo de la familia, la confusión de la identidad, la búsqueda de algo propio, y últimamente la inseguridad, dijo María Emilia Lucio Gómez Maqueo de la Facultad de Psicología (FP).
Están esas pérdidas que antes no se daban tanto, la muerte de los padres por violencia, por enfermedades, además de las alteraciones hormonales, con la baja de los neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que se relacionan con esta patología. Todo lo anterior coadyuva a tener conductas suicidas y a intentar atentar contra sí. “También la desesperanza es otro factor, el adolescente se siente desesperado, se vuelve ansioso por el futuro y se descubre menos protegido”.
El fenómeno del suicidio adolescente por depresión es un hecho doloroso que ha ocurrido siempre. En el ensayo El suicidio, de Émile Durkheim deja claro que las condiciones sociales influyen notablemente en su incidencia. “Falta de oportunidades, violencia, inequidad y pocas posibilidades que vislumbra el adolescente actual lo han hecho aún más vulnerable, más inseguro”, advirtió Ricardo Trujillo Correa, también de la Facultad de Psicología.
Si el joven no siente pertenencia y no le significa nada un grupo social, un discurso, un metarrelato, perderá el suelo que le da identidad. Para el investigador, el asunto social es más importante que el núcleo familiar o un desequilibrio bioquímico.
Por otro lado, los medios de comunicación ofrecen a los jóvenes un mundo irreal e inaccesible, en el que lo único significativo es disfrutar el momento. Sin embargo, como en la realidad no son perfectos físicamente ni pueden pasar la vida en actividades lúdicas, experimentan sentimientos constantes de frustración y ansiedad que los llevan a la depresión y a los pensamientos suicidas, afirmó Trujillo.
En naciones como México, en donde violencia, temor y falta de libertad se han convertido en una constante cotidiana, se presenta cada vez más este fenómeno; paradójicamente, en Estados Unidos, Japón y Alemania el suicidio adolescente ostenta las tasas más altas mundialmente debido a la falta de incentivos o la exigencia extrema de alcanzar la perfección para sentirse parte de sociedades altamente competitivas.
El elemento social es determinante, como dijo Durkheim, considerado el padre de la sociología, y quien desde 1897 explicó el fenómeno a lo largo de casi 800 páginas.
Radiografía
La Organización Mundial de la Salud asegura que la depresión es un trastorno que afecta a 350 millones de personas en el orbe y es la principal causa de discapacidad. Las cifras revelan que, en general, afecta más a la mujer que al hombre.
En México, la depresión constituye un severo problema de salud pública que hoy por hoy daña entre 12 y 20 por ciento de personas entre 18 y 65 años, según cifras de la Secretaría de Salud.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, en el país menos de 20 por ciento de los adolescentes y jóvenes que presentan un trastorno afectivo, como la depresión, buscan algún tipo de ayuda. Se estima que quienes lo hacen tardan hasta 14 años en llegar a un tratamiento especializado.
Estudios realizados por la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica demostraron que el inicio de los trastornos psiquiátricos se da en edades tempranas, durante las primeras décadas de vida, y que 2 por ciento de la población mexicana ha padecido un episodio de depresión mayor antes de los 18 años de edad.
Alrededor de 95 por ciento de los casos de depresión se origina en la infancia; en esa etapa se gestan y desarrollan factores que repercutirán en la adolescencia o en la adultez, señalan datos de la FP.
“Sucede actualmente entre los jóvenes que las mujeres intentan más el suicidio, pero lo logran más los hombres, porque usan métodos letales, como el acceso a armas de fuego, armas blancas, ahorcamiento, mientras ellas utilizan métodos como la ingesta de pastillas”, precisó Lucio Gómez Maqueo.