Alberto Antonio Matus Coronel tiene cinco años de edad pero ninguno de sus dos riñones funcionan, los perdió debido a la insuficiencia renal crónica terminal con la que nació.
Vive gracias a la hemodiálisis que le aplican cada tres días en el IMSS de esta ciudad. Lo traen desde su casa en San Ignacio Río Muerto y el próximo lunes deberán llevarlo a Hermosillo para que un especialista valore si puede seguir con el catéter que tiene puesto en el corazón o si deben cambiárselo al ombligo.
Dos días después, el miércoles, deberán llevarlo al hospital del IMSS en Guadalajara donde evaluarán su estado y la posibilidad de un trasplante de riñón.
Beatriz, su madre, desesperada pide ayuda. Ella trabajaba haciendo como sirviente de una familia, "con la señora que me afilió al Seguro", pero debió dejar ese modesto empleo para dedicarse de lleno a atender a su hijo.
Su tarea no es nada fácil porque ella está casi ciega por la diabetes.
"Veo muy poco, para cruzar las calles me tienen que ayudar, y el telefonito celular que tengo no me sirve, está muy chiquito, apenas si puedo ver los números pero no veo las letras y necesito uno más grande que me permita ver los mensajes que me mandan", comenta.
Su esposo Diego Alberto Matus trabaja en un taller mecánico. La situación económica es muy difícil pero deben sobrepronerse a los obstáculos para llevar a su hijo a Guadalajara.
"Ahora no es urgente, pero cuando nos vayamos a Guadalajara sí será porque necesitaremos donde quedarnos a dormir y comprarle agua y otras cositas al niño cuando esté internado".
A través de los reporteros suplica una ayuda:
"A la gente, a las empresas, a los comercios, a quien pueda ayudarnos por favor para llevar a mi hijo y que lo curen".
Alberto está en la cama 143 de la sección de Pediatría Nefrótica, "allí pueden localizarnos", dice la mamá.