I.- Le debemos a Jorge L. Tamayo (1912-1978), los 15 tomos de: Benito Juárez: documentos, discursos y correspondencia (Editorial Libros de México), que lleva dos ediciones.
También el Epistolario de Benito Juárez (Ediciones Políticas y Ciencias Sociales, de La Habana, Cuba en 1984).
Y a la Universidad de Oaxaca, en su sección Cuadernos de Acervos: Las lecturas de Juárez. Esta nota se refiere al Epistolario de Benito Juárez, que en 19 secciones nos obsequia parte de las cartas escritas por el estratega político del republicanismo, implantado en nuestra Nación por los liberales en política de la Generación de la Reforma, la Constitución de 1857, las Leyes de Reforma y la defensa, por el pueblo dirigido por Juárez contra la invasión francesa y el golpista Maximiliano y la derecha nativa, para lograr la segunda independencia y restaurar la República.
Consultar, de Daniel Cosío Villegas: La República restaurada (Clío-Taurus.-2009); y para un apunte biográfico del historiador Jorge L. Tamayo, de Humberto Musacchio: Milenios de México. En esta nota de Ex Libris me ocupo de: Apuntes para mis hijos, no sin antes dar más información sobre los tres tomos: La administración pública en la época de Juárez, una edición de la ya desaparecida secretaría de la Presidencia, en 1974. En esos Apuntes Juárez nos ofrece su autobiografía.
II.- En las páginas de: Apuntes para mis hijos, el autor cuenta su vida desde su nacimiento a su paso por la gubernatura de Oaxaca.
El Estadista que fue y es, como piedra de toque y punto de partida para que reflexionemos sobre la historia de los mexicanos, va contándole a sus hijos biológicos y a todos los mexicanos –porque somos sus hijos los que nos identificamos con su ejemplo patriótico, de honradez acrisolada y de estratega político del republicanismo– sobre la Revolución del país, la Reforma, la Constitución de 1857, la separación del Estado y el Gobierno de las iglesias.
Era, pues, el principio del Estado Laico. Estos apuntes son un testamento político, donde se muestra que Juárez sí tenía una brújula política: su republicanismo-democrático y lo que ahora conocemos como imperio de la ley. Sobre todo, que en ejercicio de su profesión de abogado, siempre defendió a los pobres contra las injusticias que sufrían por parte del clero y los funcionarios civiles.
III.- Es la autobiografía de un ESTADISTA, que, digamos de paso, no hemos vuelto a tener. Con esa honradez y entrega a su causa para restaurar la República como siembra para la Democracia, que los autoritarismos del porfiriato a la fecha –con sus excepciones (Madero, Cárdenas)– han ido corrompiendo política y económicamente, poniendo las condiciones para demandar nuevamente esa restauración republicana; o la amenaza del golpismo militar, que ya asoma la cabeza, volvería a plantarse.
Por esto es importante cultivarnos con lecturas como el legado juarista que aparece en las páginas de este libro; que no se ha vuelto a editar. Por ejemplo, la carta en respuesta a Maximiliano para hacer valer aquello de: “lo cortés no quita lo valiente”. Juárez, el creador del Estado moderno mexicano fundado en la Constitución de 1857, leyó a Cornelio Tácito y su: Anales romanos republicanos. También a Virgilio, Humboldt, Prescott y Chateaubriand.
Era el ilustre oaxaqueño un político que se fue haciendo sobre la marcha de su vida como abogado litigante, como gobernante y como dirigente; con la brújula de su inteligencia que en sus conversaciones devoraba lo que había de cultura de quienes lo rodeaban: Altamirano, Ramírez, Ocampo, Prieto, Riva Palacio, etc.
Ficha bibliográfica
Benito Juárez. Apuntes para mis hijos (en el libro compilación de Florencio Zamarripa). Centro Mexicano de Estudios Culturales.- Abelardo Ruiz.- Editor
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