Cuestionado muchas veces por miembros de su mismo partido, Javier Lamarque Cano ha sido congruente con sus ideas de izquierda, desde su juventud.

Al contrario de algunos de quien lo critican, es de los pocos de aquellos que en el apogeo del Perredismo como partido de izquierda que irrumpió en Sonora y en Cajeme al amparo de Andrés Manuel López Obrador, no ha dado el brinco que dieron muchos de aquellos, hacia otros partidos de diferente ideología, en pos de un puesto político o administrativo.

Acompañado en aquel tiempo por otras personas de ideas progresistas. Como Juventino Torres, Ascensión López Duran y Carlos Navarro contribuyen a la creación en Cajeme del Partido de la Revolución Democrática.

Al igual que Lamarque Cano, varios de aquellos forjadores de aquel partido, también han permanecido unos fiel a el, otros, sino lo son al PRD, al menos lo son a la izquierda.

Han pasado ya más de dos décadas de esos acontecimientos y varios de aquellos hombres de izquierda han emigrado a otros partidos, varios lo han hecho a esos partidos que no tienen nada que ver con las ideas de izquierda que pregonaban. Es decir les faltó congruencia entre lo que predicaban y lo que hacían. Como consecuencia de esto se deriva en un mal ejemplo.

Hoy en día varios de estos personajes se placean para ver quien se fija en ellos, aunque sepan que con sus actos se encuentran más que devaluados en lo que se refiere a la confianza que les pudiera tener la ciudadanía.

En otros de los caso en lo que se refiere a los hombres de izquierda en Cajeme, varios son los que se dieron “un tiempo sabático” para abandonar

el izquierdismo e irse hacia la derecha, volviendo de nuevo al lugar de donde partieron, quizá ahora con verdadero arrepentimiento y al igual que en el pasaje bíblico se les recibe, análogamente como al hijo prodigo, ofreciéndoles un becerro gordo con el consabido recelo de aquellos que fueron fieles a la familia y ni siquiera un cabrito se les permitió tocar.

Muchos son de la opinión que La izquierda no es cuestión de moda. Hay que tener, dicen, madera y manera para colgarse este adjetivo.

Tampoco la izquierda es de disfraces, es de propuestas. De propuestas que vayan más allá del razonamiento, que en la práctica busquen el bienestar común, no para unos cuantos.

Por lo regular un hombre o mujer de izquierda, es un ser pensante, estudioso y aunque no guste a muchos, es muy diferente a los demás que abrazan el oficio de la política, porque adquieren cultura, ya sea en las aulas de las universidades o en los propios hogares, que regularmente es donde se transmite las primeras enseñanzas que van a marcar la conducta y la vida de los individuos.

Así pues, en Cajeme no son pocos los que pueden alcanzar ese nivel, en que a veces quizá lleven sus ideas a una dicotomía.

Entre los que heredaron buenas enseñanzas ,Ahí está por ejemplo Bernabé Arana que heredo el espíritu de servicio de uno de los grandes líderes de Cajeme y que si bien es cierto las manifestaciones de lucha, hoy ya no se dan tanto en el ejido o con gente de campo, donde Bernabé Arana León se hizo grande, su heredero tiene un espacio muy ancho ahí donde están los obreros, en las fabricas de Cajeme, que claman con voces desesperadas porque surjan verdaderos lideres que cuiden y velen sus intereses, en donde tan solo para poner un ejemplo, las Juntas de Conciliación y Arbitrajes a diario se vulneran sus derechos ya sea por acción u omisión.

Este Sergio Pablo Mariscal que ya sabe lo que es la administración pública, como lo sabe también Lorena Escobedo, Guadalupe Hernández, entre otros, que además tienen el privilegio de ser académicos.

Todos ellos, han tomado la izquierda, como algo serio, no le han dado el grado de moda, han sido congruentes en el pensar y actuar, son parte del activo con que cuenta la izquierda en Cajeme.