Son seres comunes, ¡oh desilusión!
Sergio Anaya
Sábado 09 de Junio de 2018

El escándalo creado por los medios de comunicación que señalan, critican, moralizan, a partir de una fiesta de los jugadores de la selección mexicana de futbol con "escorts" (forma elegante de llamar a las prostitutas), obedece a la imagen que dichos medios han forjado de los jugadores: Ellos, los jóvenes futbolistas que han ganado el altísimo honor de defender a la patria futbolera, deben comportarse como guerreros de pureza virginal, casi como santos cuyas acciones deben guiar a los millones de jóvenes que sueñan ser como ellos.

Nada más ridículo que escuchar las denuncias moralizantes de comentaristas casi al borde del desmayo porque los muchachitos del Tri se muestran como lo que son: Jóvenes normales, seres comunes pero con dinero suficiente para contratar un servicio de "escorts" como lo hacen miles de jóvenes en todo el mundo. (Lo nocivo de la prostitución es otro tema).

¿Quién de los santones del periodismo deportivo que hoy se muestra indignado ante esa exhibición de liviandad, quién de ellos no tuvo en su juventud "una noche de putas" o algo parecido"?

Fuera máscaras: casi la totalidad de los hombres han tenido o han soñado en tener una noche como la de los jóvenes del Tri.

Pero estamos en los días previos del Mundial de Futbol y es necesario alimentar más la fantasía y adoración por los jóvenes jugadores, aunque sea con este tipo de episodios que motivan más al aficionado que los mediocres partidos previos a la aventura en Rusia.

Es la mercadotecnia envuelta ahora en censura moralista, pero es lo mismo: Hacer de los futbolistas el ícono de la nueva santidad mediática.

 
 

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