Una vez más el gobernador Eduardo Bours se mete en problemas con la población al expresarse indebida e irrespetuosamente con su frase de que ¨con todo y las piedritas, piedrotas que se nos pongan en el camino, a patadas las vamos a quitar¨, al advertir que contra viento y marea la construcción de Musas se hará en el parque de Villa de Seris.
Se expone a que la ciudadanía le responda igual –como lo está haciendo- y en lugar de conciliar y mediar en un conflicto que crece cada día, le avienta leña al fuego… actitud muy alejada del comportamiento que debe tener un buen gobernante –como podría serlo.
Le urge al gobernador controlar su carácter. Le urge entender que gobierna un Estado y que su función es velar por el bien común y buscar acuerdos, no andar alterando ánimos ni creando divisiones como una vez mas lo ha hecho al manifestar, con sus palabras, desprecio a quienes no cumplen con sus deseos. Gobierna un Estado, no una empresa de su propiedad
Es en verdad lastimoso y lamentable que Eduardo Bours no tenga actitudes de respeto para sus gobernados y es en verdad decepcionante que funcionarios, empresarios y militantes de su partido –el PRI- salgan en su defensa y justifiquen sus declaraciones porque, a su decir, ¨estamos acostumbrados a esa manera franca y natural del gobernador¨. ¿Estamos? ¿Quiénes? –pregunto yo. Esa frase, pronunciada por el presidente de la CANACO, Gildardo Urquídez, me recuerda a la charra aquella que etiqueta el comportamiento de dos borrachos como de “borrachito alegre, simpaticón” a quien se pasa de copas pero pertenece a un status social y económico alto, y por la misma actitud llama como “corriente borracho” a quien pertenece a un nivel económicamente pobre.
El conflicto del parque de Villa de Seris se está saliendo de control y está creciendo porque en él ya se involucraron estudiantes universitarios y la posición está radicalizándose mucho más. Las luces rojas ya están encendidas porque no se atendió el parpadeo de los focos amarillos, y las declaraciones como la que hizo el gobernador no ayudan a la solución del conflicto.
¿Dónde están –pregunto- los mediadores? ¿Dónde los operadores políticos? ¿Dónde los asesores y los hombres pensantes de este gobierno? ¿Dónde están y dónde estuvieron todos estos meses en que el problema fue gestándose?
Los esfuerzos de Ernesto Gándara por conciliar, en las diferentes reuniones que ha tenido con todos los sectores para lograr la aprobación de Musas, irán a dar al bote de la basura si no se continúa con el diálogo que acertadamente inició.
¿Qué se debe hacer cumplir la ley? Indudablemente. Pero no es correcto el uso de la fuerza pública del modo en que se está dando. Si hay promotores de violencia entre los protestantes –como se ha señalado que los hay-, que se les siga el proceso legal adecuado, con la ley en la mano, previa investigación.
Por otro lado, los inconformes deben de entender que si la mayoría de la población aceptó la construcción del proyecto Musas en el citado parque, la minoría debe acatar la decisión…aunque no le guste; nuestra sugerencia es que dejen clara su postura pero se retiren del lugar con dignidad. Ellos, los defensores, hicieron lo posible por lograr su objetivo pero desafortunadamente la mayoría decidió otra cosa y tampoco es correcto que pretendan ignorarla e imponer su voluntad a toda costa.
Las posiciones están radicalizadas, politizadas y polarizadas. Y a quien compete conciliar y resolver es a la autoridad gubernamental, con las herramientas adecuadas de mediación y diálogo, no con ofensas ni altanerías.
Natalia Vidales Rodríguez es directora de la revista Mujer y Poder.
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