Parece que el verano es la estación favorita de la gobernadora Pavlovich para entrarle a los temas del transporte urbano. Apenas hace un año “sorprendió” a los sonorenses cuando abordó una unidad en Hermosillo y constató el nivel del servicio que reciben los usuarios.
Curiosamente ocurrió el día en que el Consejo Ciudadano del Transporte anunciaba el aumento a la tarifa a 11.50 pesos y ante la evidente inconformidad social, la mandataria salió como la “salvadora” del usuario porque la tarifa no subió tanto aunque sí subió, de 7 a 9 pesos.
Después de esa treta barata en 2017 y tras anunciar que se tomaría unas vacaciones, seguramente para reflexionar sobre los ajustes a su gabinetazo beltronista, deja la “víbora chillando” al mandar una iniciativa de reformar a la Ley 149 que rige el servicio transporte urbano.
Lo que no cuadran son los tiempos y como declararía el senador electo, Alfonso Durazo Montaño, genera sospechosismo “ese furor legislativo” que de pronto invadió a la mandataria estatal, que gusta tocar el espinoso tema del transporte en este periodo vacacional.
Y el asunto de las formas. Cuál es la urgencia de Pavlovich que se apruebe ya la reforma a nivel constitucional, qué habrá detrás de esta reacción de que a partir de septiembre no tendrá mayoría legislativa? Municipalizar acaso es la panacea para solucionar este caduco problema?
El boletín del Congreso local afirma que “los Ayuntamientos adquirirán autonomía para el diseño de rutas, horarios de servicio, cantidad de unidades por ruta, entre otras. Así mismo, la propuesta de reforma establece que los Ayuntamientos emitirán su opinión sobre la determinación de las tarifas públicas del trasporte. Quedará también bajo su responsabilidad la vigilancia para que los concesionarios cumplan con las condiciones de legalidad que garantizan un servicio eficiente a la ciudadanía”.
Ahora bien, esta “papa caliente” que lanza la gobernadora a los alcaldes electos con dedicatoria a Morena, es una demanda recurrente que he escuchado por años en campañas políticas, principalmente a los candidatos de las llamadas izquierdas. Demagogia o interés genuino?
Desde la esquina morenista la respuestas han sido variadas. Desde una entusiasta Célida López de Hermosillo que avaló la propuesta hasta la declaración de Jacobo Mendoza Ruiz, líder estatal, de que la nueva legislatura la echaría abajo si no conviene a los intereses del usuario.
El otro asunto y es digno de reconocerse el oficio, de cómo el Gobierno de Sonora logra cambiar la agenda pública de la conversación para darle la vuelta al descalabro electoral y ahora traen a los triunfadores del 1 de julio, en el juego de “al gato y al ratón”, como canta la Banda Machos.
Si esa va ser la tónica de Gobedo, habrá que ver cuál será la estrategia de Morena a partir del 1 de septiembre para no los distraigan en posicionar la agenda a la que se comprometieron y sobre todo, ser una bancada de contrapeso real a este tipo de “madruguetes” claudilleros.
Antes de protestar a su encargo, les llegó la primera prueba a los beneficiarios de la ola pejista. Mientras tanto, queda la duda razonable y “A ver si como roncar duermen”.