HERMOSILLO.- Un peligroso sujeto implicado en el asesinato de seis personas en el año 2009, entre ellos tres agentes de la entonces Policía Estatal Investigadora (PEI), fue trasladado, encerrado y puesto a disposición del Juez Penal del Fuero común, por agentes de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE).
Adán Arnulfo “N.”, “El Shaggy”, de 38 años, fue deportado por las autoridades de los Estados Unidos de Norteamérica en Texas y entregado a los agentes de la FGJE en Reynosa, Tamaulipas, quienes realizaron el traslado del detenido a Sonora.
En base a la orden de aprehensión girada por el Juez Sexto Penal de Primera Instancia, con oficio 332/2010 y expediente 318/2010, se cumplió con el mandato judicial. Ingresó al Cereso local hoy sábado 18 de agosto a las 14:27 horas.
A las 14:00 horas de ayer viernes 17 de agosto se deportó al hombre a través del puente internacional a las ciudades de Reynosa, Tamaulipas, e Hidalgo, Texas.
Fue entregado por agentes de la Interpol a la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República (PGR) y estos a su vez lo hicieron a los de la FGJE.
Enfrenta cargos por el delito de privación ilegal de la libertad agravada en número de seis, homicidio calificado en igual número en agravio de Ramón “N.”, quien fuera comandante de la entonces Policía Estatal Investigadora.
Además de los agentes de la misma corporación José Ángel “N.” y José Antonio “N.”, así como sus hermanos Jorge y Lesly “N.”, y de Javier “N.”.
También por robo con violencia de vehículos en número de dos, en perjuicio de Ramón “N.” y del Gobierno del Estado de Sonora; robo con violencia, de noche, por más de dos personas, en agravio de Gobierno del Estado y daños por incendio, en agravio del Gobierno.
Los hechos se registraron la madrugada del 15 de septiembre de 2009 en Rosario Tesopaco, cuando Adán Arnulfo “N.”, en compañía de varios hombres sorprendieron a los afectados.
Privaron de la libertad a los elementos investigadores junto con los civiles, quienes después aparecieron sin vida, además de causar daños por incendio a la Base Operativa de la PEI y a diversos vehículos
Así lo publicó Infocajeme aquel 15 de septiembre de 2009
TESOPACO.- Decenas de policías, federales, estatales y municipales irrumpieron en la tranquilidad cotidiana del municipio de Rosario, tras haber sido privados de su libertad el comandante Ramón Ontamucha Ramírez y el agente José Ángel Pérez Tadeo.
El jefe de grupo y su compañero de la Policía Estatal Investigadora (PEI) fueron “levantados” la madrugada del martes y hasta la noche del miércoles seguían sin aparecer.
Aunque se corrieron versiones de que en realidad eran siete los policías desaparecidos, incluyendo tres de Curea, en Yécora, y otros de Obregón, oficialmente sólo se confirmaron dos.
Agentes de la Policía Federal Preventiva, el Ejército Mexicano, la municipal de Rosario y estatales inundaron las brechas y caminos rurales para dar con el paradero de sus compañeros, pero sólo en las inmediaciones de Cuba fue localizada, quemada, una camioneta de la PEI.
Otras dos unidades, una Avalancha de color negro y una Yukón blanca, en la cual aparentemente viajaban los delincuentes, fueron localizadas cerca de Nuri y Cuba, se indicó.
Se esperaba la presencia del procurador de Justicia, Abel Murrieta Gutiérrez, pero no se le vio en esta comunidad.
Se indicó que durante la madrugada el comandante policiaco fue despertado por los delincuentes en el cuarto que rentaba desde que hace dos meses llegó a esta población.
El agente Pérez Tadeo a su vez fue “levantado” en las oficinas de la PEI mientras laboraba y además las llantas de dos patrullas fueron “picadas” para evitar la persecución.
Se presume que los cuerpos de los dos policías fueron localizados decapitados, pero en forma oficial no se reconoció e incluso de sabe de una serie de cateos de personas ligadas al narcotráfico en Obregón para tratar de averiguar si están relacionados con los “levantones”.
Los habitantes de Tesopaco, cabecera municipal de Rosario, veían con asombro la presencia de tantos agentes, pero las ceremonias cívicas programadas para la noche seguían su curso normal.