El sonorense se apoderó poco a poco del CEN priísta y le fue reduciendo el margen a la presidenta del partido, Beatriz Paredes. Porque si algo conoce bien Beltrones es la operación dentro del tricolor, así que jaló los hilos indicados y hoy tiene en sus manos el control del PRI.
El tono usado por Manlio Fabio Beltrones en sus recientes declaraciones sobre la reforma energética y los cambios no dejan lugar a dudas. El perfil de la iniciativa que modificará a la industria petrolera nacional, sus tiempos de discusión y el contenido final no serán definidos ni por el presidente Felipe Calderón ni por el engallado Santiago Creel o el difuso Héctor Larios; en lo que se apruebe finalmente como cambios al régimen legal de Petróleos Mexicanos, la última palabra la tiene el PRI.
La razón por la que Beltrones decidió salir a los medios de nueva cuenta e imprimirle un tono abierto de presión a Los Pinos es porque en el PRI, tanto en el Senado como en San Lázaro, hace rato sienten que Calderón ha pecado de tortuguismo e indefinición con su propuesta energética. De aquella reunión, en septiembre de 2007 en Los Pinos, en la que por primera vez el Presidente habló a los priístas de su intención de abrir Pemex al capital privado, han transcurrido seis meses y todavía no hay una iniciativa formal del gobierno en un tema prioritario para ellos.
Lo del sonorense fue casi un ultimátum al PAN y al gobierno: o se apuran y presentan ya su iniciativa, sea que la firme Calderón o los panistas en el Congreso, o el PRI hará la propia y les impondrá el piso de negociación.
Queda claro pues quien es el “jefe” en la discusión de la reforma energética. Como también lo es en el PRI, donde Manlio Fabio gana terreno y cada vez acota más el liderazgo de Beatriz Paredes.
En el PRI para nadie es un secreto que Beatriz Paredes opera para ser diputada y la coordinadora de la bancada tricolor en la Cámara de Diputados para 2009; hay quienes la cuestionan, pero otros dicen entenderla pues muy poco puede hacer la tlaxcalteca desde la dirigencia nacional, donde está acotada por todos los flancos.
Para empezar, los gobernadores son un polo de poder con el que Beatriz difícilmente se puede confrontar y en el Comité Ejecutivo Nacional los sectores se entienden mejor con Beltrones.
El sonorense se apoderó poco a poco del CEN priísta y le fue reduciendo el margen a la presidenta del Revolucionario Institucional. Porque si algo conoce bien Beltrones es la operación dentro del tricolor, así que jaló los hilos indicados y hoy tiene en sus manos el control del partido.
Para empezar, tejió una relación muy estrecha con Carlos Aceves del Olmo, secretario de Acción Política de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y hombre de toda la confianza del líder del sector Joaquín Gamboa Pascoe; al colocar al senador Aceves dentro de su burbuja en el Senado, Manlio amarró su ascendencia con la dirigencia cetemista.
En la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) —sector que controla desde hace cinco años y que arrebató nada menos que a Elba Esther Gordillo— dejó al frente de la secretaría general a su cercano colaborador y amigo Marco Antonio Bernal. El tamaulipeco y actual diputado federal llegó en 2006 a encabezar el sector popular del Partido Revolucionario Institucional, como sustituto de Beltrones y fue avalado por integrantes del pleno de la CNOP, sin contrincante que se le pusiera enfrente.
Si bien, tanto la CNOP como la CTM no son ya los semilleros de votos que fueron en la era del corporativismo priísta, de cualquier manera son dos sectores que siguen influyendo en la dirección del partido y que, al tener voz y voto en las reuniones de la dirigencia nacional, son un eficaz contrapeso para la presidencia del CEN.
En el caso de la Confederación Nacional Campesina (CNC), el tercer sector priísta, Beltrones ha dado manga ancha en el Senado a Heladio Ramírez para que haga lo que quiera, y eso le ha evitado cualquier enfrentamiento con el dirigente del sector campesino.
Para terminar de cerrar su círculo de control de la estructura nacional priísta, Manlio tiene el ojo puesto en el Frente Juvenil Revolucionario (FJR), que está próximo a elegir nuevo dirigente. El actual líder del FJR es el senador Alejandro Moreno, pero éste ha dejado como encargada a Helena Buscarón, en espera de la convocatoria para la elección interna.
Moreno está más ligado a Beatriz Paredes y a Peña Nieto que a Beltrones y por eso ha retrasado la emisión de la convocatoria, mientras que el sonorense, aliado con el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, presionan para que se dé ya la renovación del dirigente juvenil. Desde el Senado, Manlio empuja a su secretario particular, Canek Vázquez, quien ya se ha comunicado con los gobernadores para pedir su apoyo para encabezar el FJR.
Ulises, mientras tanto, impulsa a Aarón Juárez, actual dirigente del FJR en Oaxaca, en una jugada concertada entre el senador y el gobernador para cerrarle el paso a Beatriz y a Peña Nieto y quedarse ellos con el control del órgano juvenil del PRI.
Todo eso deja claro quién es el jefe del PRI, y parece que también lo es en la reforma energética.
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