Viento, si lo sabes viento, dile lo que tú sepas
Mi alcalde se despertó hoy y se dio cuenta que cuando despertó, al igual que Donoso, el dinosaurio todavía estaba ahí. Digo mi alcalde por ese asunto de la propiedad de la palabra, porque desde hoy ya es muestro alcalde.
La ciudad con toda su maleficencia de algunos de quienes la habitan había despertado, o quizá no había dormido,. Mi alcalde Tomó protesta y prometió lo que tenía que prometer, porque a estas alturas no se puede ni debe prometer más de lo debido.
Entre otras cosas dijo que en este mundo no se puede ir solo y menos al tratarse en cuestiones donde está de por medio la política y sus consecuencias.
Mi alcalde se levantó quizá ya con la resignación, de saber de que hoy ya es otro día y que de aquí en adelante, al menos los próximos 1000 días no van a ser iguales que los de ayer, ni anteayer.
Quizá sin saber cómo manejar la herencia, esa herencia que se suelen heredan los alcaldes.
Por ejemplo, Quien le podrá creer que todos esos baches que hay en las calle por kilometro cuadrados, no son de él, ni todas esos robos a casas habitación contabilizados a veces diarios, a veces cada semana o tal vez en forma mensual, no son de él, ni muchos menos los más de 1000 crímenes dolosos habidos en los último tres mil días no son de el, y tomando en consideración esas cifras los más de mil criminales y otros tantos de ladrones que deambulan por las calles de la ciudad tampoco son de él, ni mucho menos los 30 mil adictos al mentado foco son de él, ni los 30 mil ladrones potenciales a consecuencia del uso del cristal, tampoco son de él.
Pero esos son haberes dentro de la contabilidad, con que cuenta desde este día que despertó y se dio cuenta que el monstruo todavía estaba ahí, que no se había ido y según los decires que esta amachado en quedarse.
Todos esos haberes y otros tantos, Son cosas que mi alcalde no merecía habérselos heredado.
Mi amigo que tiene un lote de carros usados, cuando hace una venta, va implícita la frase: se vende en las condiciones que se encuentra.
Mi alcalde no compró una ciudad, ni un municipio, la voluntad del pueblo se lo dio, desgraciadamente hombres malos y perversos están y estaban en la ciudad y le dieron a la ciudad ese valor “agregado”.
Mi alcalde formo una familia para gobernador la ciudad.
Dice el dicho que a la familia nadie la escoge.
Diría en torno a esto el Maestro Antonio Castellano Olmos: Como dijo mi tía la difunta Quirí, uno, no sabe cómo le va a salir la familia.
En esto de la familia se corre todo tipo de riesgos. Puede que en ella no sea todos bueno.
Ojala que la familia, La otra, esa que el sí pudo escoger, no le alcance familiares malos.
Pero a decir verdad yo oí a muchos decir, que el enemigo estaba en casa.
Eso lo dijeron cuando apenas amanecía el día.
Muchos fueron las voces que dijeron: Alquilen le tiene que decir esto al Alcalde.
Hubo alguien que sugirió que este fuera el rumor.
Otro mencionó al viento. Recordando aquello de Alberto Cortez:
Viento si lo sabes, viento, dile lo que tú sepas.