Hasta la media noche de ayer miércoles la precipitación pluvial acumulada alcanzaba los 135 mm, una cantidad récord en los años recientes.

En términos coloquiales dicen los vecinos que nunca habían visto llover tanto. Ni siquiera durante los ciclones que han llegado al sur de Sonora en estos años.

Fue una lluvia que penetró hasta los rincones más apartados de casas y edificios públicos, muebles y calles. La humedad caló hondo, todo lo cubrió, hasta los pensamientos más íntimos de quienes se quedaron paralizados viendo caer el agua sin inmutarse.

Mentras los mayores se quejaban por las molestias que les causaba la inundación, los políticos aprovecharon para exhibir su honda preocupación por los damnificados y los niños jugaban en los charcos celebrando la libertad de un día sin clases.

El recuento de los daños llegará puntual en los boletines oficiales, con el número de personas a las que se dio albergue, los daños materiales y la intervención oportuna de nuestras autoridades.

Pero al paso de los años, este miércoles 19 de septiembre de 2018 quedará como el día en el que vimos llover tanto como nunca lo habíamos visto.