El verano se despide con sus embestidas infernales y el otoño se abre paso a golpes de tormenta. En el cambio de las estaciones a todos nos va como en feria.
La salida del turno es a las 5:00 de la tarde, pero este jueves se quedaron atrapados entre las aguas que inundaban las principales calles del Parque Industrial, así que debieron esperar a que las aguas bajaran.
Si eso ocurría para los trabajadores, no era mejor la situación que atrapó a miles de automóviles y a sus exasperados conductores a quienes de nada les valía sonar el claxon y despotricar contra las autoridades por el mal estado de las calles.
Peatones y automovilistas atrapados en el caos vial de una ciudad que hoy incluso con tiempo normal y sol resplandeciente es una muestra de desastre urbano ocasionado por la falta de planeación urbana y obras públicas, además de la corrupción.
El desastre ocasionado por lluvias torrenciales es similar en cualquier ciudad. Incluso en países como Japón y Estados Unidos se ven ciudades colapsadas cuando llueve copiosamente, más allá de lo normal, como ocurrió aquí el jueves 19 de septiembre, nuestro 19 / S de infortunio.
Pero en Cd. Obregón el malestar de sus habitantes no sólo es contra la naturaleza sino en mayor medida contra los gobiernos locales y estatales que no han cumplido con obligaciones fundamentales como la seguridad y mantener en buen estado las calles citadinas.
Malestar, indignación, mentadas de madre ocasionadas por gobiernos que invierten casi mil millones de pesos en un estadio de beisbol que no era necesario, más lo invertido en pavimentación de concreto para pequeñas superificies o en calles de tráfico moderado, y ni se diga los cientos de millones justificados en obras de pavimentación que no soportan el peso de camiones y a veces ni siquiera una ligera llovizna. Derroches, fraudes, corrupción han propiciado el colpaso urbano de la que hace tiempo fue una de las ciudades mejor urbanizadas de México.
Pero ¿para qué quejarnos ahora si no lo hicimos en el momento cuando se cometían esos delitos en contra de todos los que habitamos la ciudad? En vez de protestar cuando se hizo el estadio de beisbol preferimos ir como bobos a disfrutar de un escenario como el de Ligas Mayores. Igualito que en Tucson, apá.
Todo tipo de fraudes se cometen con las obras públicas, los funcionarios a través de sus prestanombres acumulan riquezas; del Oomapasc y de Desarrollo Urbano han surgido riquezas particulares que no aguantarían una ligera auditoría, si la auditoría no fuera hecha por los cómplices de la corrupción.
Así hemos estado, ¿así seguiremos?