Como director de la selección argentina en el Mundial de Alemania 2006, José Pekerman tuvo un equipo plagado de estrellas, quizá el más deslumbrante en cuanto a calidad técnica y fogueo internacional.
Pero aún así se quedó en cuartos de finales, no pudo avanzar más allá a pesar de los cracks que incluía en su alineación.
Con este antecedente negativo, José Pekerman es llamado a dirigir la selección mexicana con miras al Mundial 2010. ¿Para qué?
Es obvio que no va a ganar la Copa. Pero Pekerman llega a este puesto, el más importante del futbol mexicano, gracias al malinchismo, mediocridad y voracidad comercial de los directivos de la Federación.
Malinchistas porque en el futbol mexicano se privilegia a los extranjeros, principalmente a los argentinos, por encima de los nacionales. Sí, es cierto, han venido grandes jugadores y entrenadores de ese país y otros del Cono Sur; pero la mayoría han sido de nivel medio y su rendimiento no ha sido más destacado que el de los locales, aunque a ellos, los sudamericanos, se les paga mucho más que a los nacionales.
Además, en cualquier equipo de primera división se les tiene mucha más consideración y paciencia a los extranjeros. Si no, vean a Pumas que ha aguantado a mercenarios que cobran bien y no hacen gran cosa en la cancha, el caso más reciente y lamentable el de ese Sambuesa. Y qué decir de los fracasotes del América que paga millonadas a cambio de bultos foráneos.
Por otra parte, la mediocridad de los directivos los lleva a pensar en lo más fácil, lo que se oiga más sofisticado, más apantallador, sin considerar que en el torneo de liga actual los mejores entrenadores son los mexicanos, o al menos son los que muestran mejores números de acuerdo con el sueldo que reciben. Una lista de los técnicos campeones en años recientes, nos muestra que la mayoría de ellos son mexicanos.
Claro, el profe Cruz, el flaco Tena, Daniel Guzmán, Álvarez y otros entrenadores mexicanos no “impresionan” a las masas ni a los rivales extranjeros y muchos menos al mundo del marketing.
La voracidad comercial es el tercer ingrediente. En realidad los directivos buscan un “nombre” más que un hombre, es decir, quieren a alguien con que presumir de que se tiene un futbol de primer mundo y el nombre de Pekerman les llena la boca.
Hoy odian a Hugo Sánchez no por el fracaso deportivo de éste, sino porque les hizo perder los ingresos económicos de tres partidos de Juegos Olímpicos y tres de la Copa Confederaciones. Mucho dinero que se les fue con la eliminación de México.
(Por cierto, todo lo cargaron contra Hugo para no bajar el rating de los jóvenes jugadores que en realidad fueron los más culpables, pero de la popularidad de ellos depende el negocio en los próximos años).
Ahora esperan que Pekerman devuelva un poco de la fe en el futbol argemex que se juega en este país.
Pero si Pekerman no hizo gran cosa con los grandes jugadores que dirigió en el 2006, ¿qué se puede esperar ahora de él?
Poco más de lo que ya ha ganado México en las copas mundiales hará Pekerman. Pero eso sí, como su paisano La Volpe, un día regresará a su país cargado de dólares ganados con el tricolor y por lo que le den allá tomará a un equipo de media tabla.
Tal vez después hasta se dé el lujo de hablar mal del futbol mexicano como lo hizo La Volpe, quien regresa para después de su fracaso en Argentina y otra vez es recibido como el non plus ultra, como lo nunca visto en futbol.
Esa es la realidad del futbol ArgeMex que se juega en nuestro país.
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