Cuando Enrique Peña Nieto dijo el último adiós a los reunidos en un punto del libramiento de Cd. Obregón, un dejo de nostalgia reflejaba el rostro de los priistas que lo acompañaron. Con él se va una época, la del poder bajo cuya sombra tuvieron chambas, amigos influyentes, prebendas y el gusto de sentirse parte de "los que mandan en México".

Peña Nieto se subió al Ypiranga... perdón, a su lujoso aeroplano, dejando en la orfandad política a quienes deberán esperar seis años, y quizás más, para volver a sentirse los dueños del país...

En el ocaso de su gobierno, le quedan apenas tres días, el de Atlacomulco precisa de los aplausos y las lisonjas, quizás como nunca. Hasta el libramiento llega vilmente “acarreado” un contingente de las juventudes priistas (les dicen Peñalovers) que gritan con vehemencia y sin rubor: No te vayas Peña Nieto. 

Por el Oscar por la mejor adulación del sexenio le entra también el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, mejor conocido en las “benditas redes sociales”, con el remoquete de Lord Socavón.

“Si me lo permite, le puedo reafirmar que es usted el presidente de la infraestructura, el presidente de las telecomunicaciones y el presidente del empleo, es usted señor presidente, el presidente que movió a México”, expresó con fervor.

En todo caso fue la gira del desempleo y si no que les pregunten a los delegados federales que se presentaron estoicos para despedir a su jefe, toda vez que a partir del próximo sábado también ingresarán a las filas de la Reserva Nacional de Talentos (Renata).

Por ahí rondan un dubitativo Rosario Rodríguez Quiñones, de la Sedesol, mientras un relajado Wenceslao Cota Montoya, de Gobernación, parece que nada le duele y cómo va pasar eso con una pensión de 158 mensuales que recibe del Isssteson.

A unos metros, muy ansioso camina el representante de Lord Socavon en Sonora, Javier Hernández cuidando los detalles de la ceremonia, tanto que levanta las sospechas del mismo Estado Mayor Presidencial, quizás en sus últimas apariciones en actos de gobierno.

Un militar le pide al delegado de la SCT que abandone un área de los invitados VIP. Disciplinado como siempre, el funcionario federal obedece la orden no sin antes mediar una explicación al miembro del cuerpo élite que cuida al Presidente de la República.

 “Yo soy el que traigo a todos los invitados (burócratas y miembros afines al PRI)”, responde un tanto extrañado y presume mientras abandona el lugar: “le puedo mostrar todas las invitaciones que traigo”. Y efectivamente abre la cartera y muestra su colección.

Entre la banda reporteril los delegados son la comidilla. “Parece que vienen a una feria del empleo, no a una inauguración”, expresa uno con sorna. Otro más especula: “Creo que están pidiendo chamba en MediosObson”, ya que su dueño, Jorge Armenta Avalos, se “codea” con los citados. 

La mofa sigue. “Parece que van abrir una corresponsalía en Hermosillo y les están asignando las fuentes”, expresa otro colega y suelta venenoso: “Va estar muy peleada la fuente del Congreso entre la Kiki Díaz Brown, Omar Guillen y Jorge Márquez”, que por ahí deambulan.

Mientras tanto, el mexiquense aprovechó para dar su sexto informe de gobierno Bis con cifras históricas: Generación de 4 millones 100 mil empleos y 200 mil millones de dólares en inversión extranjera directa gracias a las reformas estructurales.

Pero el dato que no mencionó aunque también es histórico: que los “logros” del peñismo no lograron detener la avalancha de 30 millones de votos a favor de Andrés Manuel López Obrador que cimbró al país y al PRI el pasado 2 de julio.

Y qué decir de los “resbalones” durante el acto, que ni Peña Nieto ni Ruiz Esparza coincidieron en las cifras sobre lo que falta para concluir la obra de la carretera, pues mientras el Secretario afirmó que eran 30 kilómetros, el Ejecutivo aseguró que “eran menos”, como 35 kilómetros.

La carretera 4 carriles estará lista, ahora sí,  en enero, insistió Ruiz Esparza. Declaración que no causó mayor impacto entre los presentes, pues se trata del mismo funcionario que apenas en mayo anunció, seguramente con fines electorales, que la obra quedaría en agosto, lo cual evidentemente no cumplió.