Después del 22 de septiembre de 1963, día en el que asesinaron a John F. Kennedy, una pregunta permaneció durante muchos años entre los norteamericanos: ¿Qué hacía usted cuando mataron a Kennedy?
Fue un referente ineludible para los contemporáneos del magnicidio y cada quien guardaba en la memoría los actos cotidianos que vivió aquel día cuando supieron que acababan de asesinar al Presidente.
Un ejercicio similar podemos hacer muchos mexicanos que vivimos aquella tarde del 23 de marzo de 1994 cuando los programas radio y tv fueron interrumpidos para informarnos que el candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, había sido herido gravemente al concluir un mitin de campaña en Tijuana.
Aureliano Rincón recuerda que la noticia fue difundida primero, con minutos de diferencia, por Televisión Azteca y enseguida por Televisa. Recuerda a Jacobo Zabludowzky insistiendo, hasta llegar a la impertinencia, para que Talina Fernández entrevistara a Diana Laura Riojas, unas palabras cuando menos. Ambas, Talina y Diana Laura, estaban a unos metros del quirófano donde los médicos intentaban salvar la vida del candidato, y Jacobo a toda costa quería escuchar el llanto de la joven que estaba ingresando a una viudez trágica.
Pocos minutos después dos nombres desconocidos se convirtieron en una obsesión nacional: Lomas Taurinas y Mario Aburto.
¿Y usted qué hacía en esos momentos, cuando se enteró que allá en Tijuana estaba muriendo Colosio?
La pregunta ha calado en muchos mexicanos que registraron el momento como si se tratara de un hecho muy personal. Los días pasan y difícilmente podemos recordar con precisión qué hicimos en X fecha, por ejemplo, qué hizo usted el 27 de septiembre de 1999 o el 4 de agosto de 2013. Pocos hechos íntimos quedan grabado para siempre. El primer día en la escuela, el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido, un caso traumático o muy feliz, sólo hechos así se salvan del olvido. El resto forman parte del cúmulo de acontecimientos que en términos generales se llaman "la vida".
Y la tarde - noche del 23 de marzo de 1994 es uno de los pocos acontecimientos que quedó grabada de manera fiel en la memoria de muchos mexicanos.
¿Qué hice yo cuando me enteré del asesinato de Colosio? Recuerdo que estaba en una tienda cerca de mi casa comprando cigarros, un acto fácil de olvidar para alguien como yo que en esa época fumaba una cajetilla diaria. Mientras la de la tienda me daba los Raleigh y yo sacaba el dinero de mi bolsa, en la televisión detrás del mostrador se interrupió la transmisión normal para dar paso a la noticia de útlima hora: El candidato Luis Donaldo Colosio ha sido gravemente herido por un balazo en la cabeza que le disparó un sujeto hasta hoy desconocido.
En ese momento México se detuvo. Las noticias empezaron a brotar por todas partes, tv, radio, llamadas telefónicas, conversaciones de amigos, tirajes extras de algunos periódicos. Salí de la tienda y en minuto que tardé en llegar a mi casa ya estaban los vecinos reunidos en la banqueta platicando el suceso: ¿Supiste lo que pasó? Mataron a Colosio. No, no lo mataron, está herido. No, sí lo mataron porque le dieron en la cabeza. Lo están operando, pero parece que ya murió, iba muy grave...
Pasado el momento y después de platicar con los vecinos fui con un amigo al edificio del PRI, en la calle Sinaloa. Ya entrada la noche había allí muchas personas y todas con la tristeza de quien ha perdido a un ser querido. Vi a una mujer llorando, a un hombre indignado, vi por primera vez el cariño desinteresado por un político de carne y hueso. Una tragedia que a todos nos abrazaba.
Regresé a mi casa y me senté frente a la tele donde repasaban cada uno de los hechos significativos de ese día. Poco después salió Liébano Saenz para anunciar ante los reporteros de todos los medios que el candidato Luis Donaldo Colosio Murrieta había dejado de existir.
Lomas Taurinas - Mario Aburto - ¡Ay, La Culebra! - La pistola sobre la sien del candidato - Diana Laura - Salinas - Veo un México con hambre y sed de justicia - Los hechos de esta historia siguen desfilando en nuestra memonia colectiva.
Recuerdo aquella tarde-noche como si la hubiera vivido hace unos días.
¿Usted cómo la recuerda?