Arturo Beltrán Leyva, el jefe del cártel de Sinaloa que se ha convertido en uno de los capos de la droga más buscados en el país, logró escapar del acoso de policías federales el miércoles pasado tras una violenta persecución en la carretera de Cuernavaca a Acapulco.
El escudo de seguridad del narcotraficante utilizó una amplia variedad de fusiles de asalto y lanzagranadas, que dejó una estela de vehículos destrozados y dos agentes muertos.
Beltrán Leyva, apodado El Barbas, pudo escapar de la detención por las maniobras que alcanzó a realizar el convoy de protección que le tendieron sus escoltas, en particular un grupo de al menos cuatro ex militares que fueron reclutados apenas hace mes y medio para servir de guardia personal al jefe del cártel.
El enfrentamiento estuvo dirigido por el coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal, Édgar Eusebio Millán desde el centro de operaciones de la ciudad de México, quien al terminar ese trabajo y llegar a su casa a descansar, fue asesinado por un sicario que previamente había sido contratado por la gente de Beltrán, en represalia por los golpes que le había asestado al cártel en varios recientes decomisos de cocaína.
Según informaciones del gobierno federal, el enfrentamiento se dio en el kilómetro 6 de la carretera de Cuernavaca a Acapulco, en la población de Xoxocotla, donde concluyó la persecución que inició en la capital morelense cuando un equipo de vigilancia de la Policía Federal detectó una camioneta cuyas especificaciones se ajustaban al parque vehicular que utiliza la escolta de Beltrán Leyva.
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