Un caso más de fraude bancario fue el que sufrió Christián N., maestro cajemense que labora actualmente en una preparatoria en Bahía de Kino. Al revisar su correo electrónico se percató de mensajes donde se le confirmaba el cambio de contraseña de su cuenta, acción que él asegura jamás realizó.
Christián se enteró así que los ahorros en su cuenta habían sido retirados y aunado a eso se le suma la autorización de un préstamo por 110 mil pesos que él nunca solicitó.
Una vez que descubrió el desfalco fue al banco, una sucursal de HSBC en Hermosillo, donde un ejecutivo le confirmó que sí existía dicho problema, que sus datos habían sido cambiados y debía reportar el robo.
Allí en la sucursal bancaria levantó el reporte, le hicieron un folio para dar seguimiento al caso y le dieron un plazo de 45 días hábiles para resolver su situación.
Christián asegura que cambió de banco donde le depositaban el salario de su trabajo para evitar que siguieran usando su anterior cuenta; en el nuevo banco, Bancomer, le dijeron que el dinero extraído se depositó en una cuenta de esta institución, pero que por leyes de manejo de datos no podían darle acceso al nombre del titular de la cuenta.
A nivel nacional cada vez son más frecuentes los casos donde usuarios de diferentes bancos pierden sus ahorros y se les suman deudas nuevas logradas por las personas que hackearon sus cuentas. No hay hasta ahora una institución que haya podido frenar o hacer algo al respecto con este problema.
Y como en el caso de este maestro cajemense, no hay culpables sancionados aun cuando se conozca a qué cuentas se traslada el dinero y quiénes son los titulares de dichas cuentas.
Los bancos en el mejor de los casos reponen el dinero que le fue robado a su cliente, pero también es común que se deslinden del delito.
Dan carpetazo y ni siquiera la Condusef ( Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros) apoya a las víctimas cuyo número ha crecido exponencialmente en los últimos años.