Guardia Nacional: Última esperanza de México
Gonzalo A. Andrews
Lunes 01 de Julio de 2019

Durante más de 19 años el sistema político nacional usó a las fuerzas armadas como instrumento para defender los compromisos de sus intereses en materia de seguridad nacional que permitió el desastre en materia de paz social que aún estamos sufriendo, intentando, sin duda y sin éxito, minar la credibilidad de nuestras fuerzas armadas, nuestro glorioso Ejercito nacional.

El sistema económico neoliberal a partir de los Chicago Boys seguidores de Milton Friedman sus decálogos y la franquicia neoliberal del ITAM ( Fco Gil Díaz, Carstens, Luis Téllez, Luis Videgaray) y los chicos del tecnológico de Massachusetts (Pedro Aspe Armella) iniciando en el periodo de Miguel de la Madrid hasta Peña Nieto.

Sin meterme en las cuestiones económicas y sistemas, que tienen poca relación con el tema del artículo; el sistema neoliberal sus pros o contras no contemplaba del todo el problema de narcotráfico y su correspondiente caja de pandora.

A partir de Fox, un aparente y controlado narcotráfico comienza a crear grupos de interés y conveniencia infiltrándose en los sistemas a partir del político, al judicial, fiscal y sin duda a los sistemas policiacos en todos sus niveles.

Hay en el consiente social la idea que a partir de Calderón las fuerzas policiacas y armadas son usadas para combatir no al narcotráfico en lo general, sino a grupos contrarios en lo particular según intereses contraídos de protección en donde se involucraban a altos mandos, mientras los mandos medios obedecían órdenes; a la vez, entraban en el juego gobernadores con sus feudos políticos formándose franquicias al mejor postor hasta el caos total como el que se está viviendo.

Nuestras fuerzas armadas, actuaban sin un marco jurídico, lo dijo el general Cienfuegos y sin embargo obedecían (a pesar de estar fuera de la ley) a su general en jefe el presidente de la republica que dictaba ordenes según su criterio, no quiero pensar, sus intereses.

El mismo consiente social se negaba a creer que todo el ejército fuera corrupto o sirviera a intereses ajenos a su creación. No se podía comparar a los héroes de los desastres naturales y abnegados valientes muertos en combate, con aquellos que siguiendo órdenes o en contubernio traicionaban la confianza de la nación. Por lógica la tropa y los mandos medios obedecían ordenes, quienes en la mayoría de los casos tenían que ser encarcelados por cumplirlas mientras los de arriba se lavaban las manos. 

Entra un nuevo régimen con una lucha frontal contra la inseguridad y la pregunta que surge es con qué elementos. Las policías en todos los niveles estan contaminadas (no se en que porcentaje) por la corrupción derivada del narcotráfico, claro que el comentario es sin generalizar.

Decía el Sr Presidente que solo el 30% de la policía federal podrá ser usada en la guardia nacional y la pregunta es ¿en manos de quién estábamos?

Cuando surgió la idea de una guardia nacional, la única opción disponible era el ejército nacional, si esos que solicitaban un marco jurídico que los protegiera y que normara su actuar, esos que en su formación esta primero la patria que la vida y que son, sin duda, héroes en ciernes dispuestos a todo por el deber. ¿Pero cómo (surgieron muchas voces que antaño callaban) el ejército en las calles? ¿Es que había alguna otra confiable opción? Y apelando al mismo consiente social antes mencionado, ¿a alguien del pueblo le importaría que el ejército nos regresara la paz social, nuestro derecho a caminar por las calles sin temor, y la seguridad que nuestros hijos puedan jugar en los parques nuevamente? Aun así, se buscó un marco legal, a petición de los VIP en el coliseo romano, un mando civil a cargo de la Guardia nacional o sea una píldora dorada, ya que todos sabemos que son policía militar, marinos, guardia presidencial para seguridad y satisfacción de muchos, yo entre ellos.

Muchos queremos una Guardia Nacional respetable y respetada, hay normatividad para ello. Que respete los derechos humanos, pero que también se respeten los derechos de la misma Guardia nacional. Que los protocolos exijan un límite que impidan los excesos de aquellos que amparados en derechos mal entendidos avergüenzan a miembros de nuestro ejército nacional en el cumplimiento de su deber.

La Guardia Nacional es, como lo titulé al principio, la última esperanza de México, si esto falla, solo los marines nos podrán salvar, si aprendemos otro idioma. Es Cuanto.

"La inseguridad pública tiene remedio, está cercano el día en que nos veremos caminando libres de temores por las calles. No lograremos de la noche a la mañana retomar la seguridad, porque es un problema que tampoco se generó de la noche a la mañana. No pueden fallar", concluyó dirigiéndose a los integrantes de la Guardia Nacional. Alfonso Durazo Montaño.


 
 

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