La Independencia de México. Tradición moldeada a modo
Raúl Héctor Campa García
Jueves 19 de Septiembre de 2019

“¡Viva América! ¡Viva Fernando VII! ¡muera el mal gobierno!

La independencia de México de la Corona Española, fue propiciada por la conjunción de motivos internos y externos. Las causas internas, relativas de la vida colonial, provocaron el descontento de la población y el progresivo distanciamiento entre la Colonia y España.

En esa época, 1808, la población de la Nueva España, eran 6,122,000 habitantes, distribuidos en diversos estratos socio económicos: indios (descendientes de los pobladores originales), representaban el 60% del total, la clase más desprotegida y denigrada –hasta la actualidad-, junto con los mestizos y otras castas que representaban el 22%; los criollos – hijo de españoles nacidos en la Nueva España-, junto con los blancos o peninsulares, formaban el 18 % restante. Esta minoría, principalmente los criollos, era un sector muy importante e ilustrado de la Colonia, que gozaba de ciertos privilegios, pero no tantos como los que tenían los peninsulares radicados en el nuevo reinado español. Prácticamente, los peninsulares, fueron los explotadores de las castas e “indios”, que solo venían a enriquecerse, para disfrutar de las mismas al regresar a España. Eran los dueños de los medios de producción, ocupaban los principales puestos político administrativos, del ejército y eclesiásticos; fueron los ganones de la conquista y los culpables, se dice, de la pésima administración de la Colonia, una clase de rapiña (mal) gobernante, de “enriquecimiento inexplicable” (tal como ahora). Esto lo constata, al decir, del Ayuntamiento de México; integrado en mayoría por los criollos, a Carlos IV respecto al actuar de las hordas peninsulares: “No se ve otra cosa que venir provistos a colocarse en estos reinos hombres cargados de necesidades y empeño; más dentro de pocos años, cubiertos sus créditos, vuelven llenos de riquezas a sus patrias”. O sea, se hacían de mulas Pedro – tal como actualmente –. Esto y otras situaciones hicieron que se ganaran el odio de los criollos y de los más denigrados (indígenas, mestizos; el campesinado), que conformarían la parte principal de las masas –carne de cañón- que sostuvieron el movimiento insurgente hasta el final. Ejemplo: Vicente Guerrero (mestizo); los Bravo y muchos caudillos indígenas, como Albino y Pedro García Ramos, Juan Paulino, Pedro Rosas, José Antonio Torres, el Cura José Ma, Mercado, Pedro Asencio Alquisiras (que lucho con Guerrero, cuando el movimiento prácticamente estaba extinto, 1820); Antonio Cañas, Juan Sabastia Bosques, Antonio y José Andrés, José Antonio Ireneo, Felipe Anselmo, entre otros. Principalmente de la zona del Bajío.

Las causas externas, que contribuyeron al ánimo separatista o independentista. Fueron entre otras: La Revolución Industrial –Inglaterra y su interés de desplazar comercialmente a España-, los Enciclopedistas y la Ilustración, la Independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa y la Invasión Francesa en España. Cada uno de estos aspectos son una larga historia que analizar. 

Cuando el Rey de España Carlos IV abdicó a la corona a favor de su hijo, Fernando VII (prisionero y pelele de los franceses), ante Napoleón Bonaparte, dando la corona de España a su Hermano José Bonaparte.

En ese tiempo (1808), el Ayuntamiento de la ciudad de México, los Licenciados Primo Feliciano Verdad y Juan Francisco Azcarate, interpretaron el sentir, principalmente de los criollos, al desconocer la abdicación de Carlos IV ante el emperador Bonaparte. Argumentando ante el virrey Iturrigaray, que el reino de la nueva España sería soberano provisionalmente hasta que recobrara la libertad el legítimo monarca, él inútil de Fernando VII, preso en París. Pero los peninsulares se oponían por temor a que el poder de la Nueva España quedara en manos de los criollos. El 15 de septiembre de 1808, destituyeron al virrey, por Pedro Garibay, desatando una feroz persecución de muchos criollos, contagiados por la causa separatista, entre otros: Primo Verdad, Azcarate y Talamantes. Pero los conspiradores seguían en Valladolid, encabezados por José Mariano Michelena, Ignacio Allende y Abasolo, cuya pretensión primigenia, era conservar la corona de la Nueva España, para Fernando VII. En una junta en San Miguel el Grande, Ignacio Allende y otros compañeros de armas, vieron la conveniencia de independizar a la Nueva España, se adhirieron los hermanos Juan e Ignacio Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez. El foco principal de la insurrección estaba en Querétaro, con la anuencia simulada del Corregidor (Alcalde nombrado por el rey, para fines administrativos y judiciales), criollo por supuesto, Lic. Don Miguel Domínguez, esposo de doña Josefa Ortiz, enemiga acérrima de los españoles y alma de los conspiradores. Los criollos involucrados, se reunían en tertulias disfrazadas, académica-literarias, donde acudían militares de la corona: Allende, Aldama, y Arias, el Presbítero José María Sánchez, el Dr. Iturriaga y los comerciantes Epigmenio y Eleuterio González. Allende se le ocurrió invitar al cura de Dolores, Don Miguel Hidalgo, por sus ideas avanzadas, su inteligencia, aficionado por la lectura de libros de filosofía y de política, conocedor de las ideas modernas de los enciclopedistas franceses (Diderot, Juan Jacobo Rousseau, Voltaire, etc.), por lo que fue excomulgado. Hidalgo fue el primer jefe principal de la insurgencia, que estallaría el 2 de octubre de 1810, pero fue denunciada por un empleado de correos, el esquirol José Mariano Galván, el 12 de septiembre, por lo que se tuvo que adelantar el levantamiento, reuniéndose los conspiradores en la parroquia del pueblo Dolores, Guanajuato, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, a las cinco de la Mañana, llamando el cura Hidalgo a la feligresía y seguidores, para explicarles la determinación tomada:  "Sí, lo he pensado bien, y veo que estamos perdidos y que no queda más recurso que ir a coger gachupines”. Terminando la arenga con el famoso grito de Dolores que tiene algunas versiones: Una, la del inicio de este escrito. Otras, agregándole ¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!  O ¡Viva la religión! Algunos ponen otras; como la versión de Lucas Alamán (1840): "¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!" A lo que el pueblo respondió: "¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!".

La verdad histórica, es que el movimiento insurgente fue derrotado, por las fuerzas realistas. A pesar de los esfuerzos posteriores a la muerte de los primeros alzados: Allende, Aldama, Hidalgo, Abasolo, etc., y de como ellos pidieron el indulto, ante la inminente muerte – decapitados- solo Abasolo por gestiones de su esposa, fue perdonado. Don José María Morelos y Pavón tomó el mando, con valentía y congruencia, nunca se “rajó”, con otros muchos seguidores: Ignacio López Rayón, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y muchos más. Y le siguieron más, sin conseguir el triunfo. Incongruentemente los Peninsulares, entre ellos Agustín de Iturbide (aunque era hijo de español y criolla), que combatieron encarnizadamente a la Insurgencia, 10 años después, estos “decididamente” lideraron y concluyeron, el movimiento separatista, pero no por estar convencidos de las ideas insurgentes, sino porque no querían que en la Nueva España rigiera la Constitución española de 1812. Donde le quitaban privilegios antes gozados. En 1921, en acuerdo con los debilitados Insurgentes al mando de Vicente Guerrero y los realistas acaudillados por Agustín Iturbide suscribieron el Plan de Iguala, firmando la primera Acta de Independencia de México. De allí se escribe la Otra historia, hasta nuestros días, por la lucha del poder. 

Mientras, el Grito de Independencia de cada 15 de septiembre antes de amanecer el 16, cada Presidente en turno le da su toque personal, recordando solo a los iniciadores del movimiento de Independencia con el grito de: “Viva los héroes que nos dieron Patria! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Villa Allende! ¡Viva doña Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Leona Vicario! Y las tres ¡Viva México! (8 vivas, algunos agregaban otras más).

Así el Pueblo mexicano, desde la época porfiriana hasta nuestros días, gobierne quien gobierne, dan el Grito recordando este movimiento; olvidándose los gobernantes de muchos que tuvieron importante participación. Entre estos olvidos, están la de algunos héroes de los pueblos originarios, los más agraviados, que pocos recuerdan. Los que conformaron la masa combatiente insurgente, solo con la esperanza de una mejor vida.

También hay muchas mujeres olvidadas, que dieron su apoyo a la insurgencia, una de ellas, “muy sui géneris”: doña María Ignacia “la Güera” Rodríguez, que en su segundo nombre entre otros más – en plural- mostraba sus bellos atributos (causa de sus cascos ligeros), mujer que mucho ayudó al movimiento de Independencia. Tuvo “comal y metate”, tal vez, también petate, con varios personajes de la época, desde Simón Bolívar, Agustín de Iturbide, hasta Alexander Von Humboldt, independientemente de sus tres cornudos esposos. Mujer culta y de extraordinaria belleza, entre aquellos otros “ligeros atributos”. Quizás, más adelante, ahora que el actual presidente, aumento a 20 vivas el grito, les haga justicia, a las mujeres (por aquello de la paridad de género) y a muchos olvidados. Ojalá se olvide de las vivas a la masonería, con eso de que, en sus 20 vivas, incluyó ésta: ¡Viva la fraternidad universal! ¿Olvidó que es cristiano –según dice- el Presidente? 

Como dijo Catón mexicano… Yo no más digo.

(Fuentes recomendadas: Von- Wobeser, Gisela. Los indígenas y el movimiento de independencia. Rev. Scielo. Estud. cult. náhuatl vol.42. México ago. 2011.González Blackaller, Guevara - Ramírez, L. Síntesis de Historia de México. Libro de Texto 2do grado educación Media, SEP. Ed. Herrero. Mex. D.F. 1974. Riva-Palacio, Vicente y Col. Compendio General de MÉXICO. A través de los Siglos. Tomo III. Ed. Valle de México S.A. de C.V. Fuente- Aguirre, A. (Catón). La otra Historia de México. Hidalgo e Iturbide: La Gloria y el Olvido. Ed.  Diana. Mex. 2008. 

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