La coperacha y sus niveles
Raúl Héctor Campa García
Miércoles 19 de Febrero de 2020

Coperacha, según la Academia Mexicana de la Lengua, es un mexicanismo, que se refiere a una colecta generalmente voluntaria para un fin determinado (México, Siglo XXI Editores, 2010): Una coperacha para ayudar a niños en situación de riesgo, por ejemplo. 

El término coperacha, en sentido coloquial, es la recaudación de donativos realizados para un mismo fin, generalmente de tipo benéfico o caritativo: colecta para el funcionamiento asistencial de la Cruz Roja, agrupaciones para ayuda a pacientes con enfermedades diversas, organizadas en fundaciones. Ejemplo, para niños con cáncer, para pacientes con hepatopatías, fibrosis quística, cardiópatas, etc.; donaciones que vienen de personas altruistas de la sociedad civil, o patronatos que ayudan a muchas instituciones que beneficien a los que menos tienen.

También existen los mecenas o personajes e incluso fundaciones poderosas, que apoyan a las Bellas Artes; a los artistas, sus y museos. La familia de los Médici en Italia y en parte de Europa es un ejemplo de grandes Mecenas del Renacimiento, que inició a fines del siglo XIV, principios del XVI abarcó parte del XVII; Cosme el Viejo, Alejandro y Lorenzo de Médici, en Florencia (S. XV- XVI), apoyaron a los grandes pintores y escultores e investigadores (Donatello, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti, etc.).

En todo el mundo han existido, existen estas agrupaciones altruistas, con un excelso humanismo, que contribuyen a construir un mundo mejor, en cultura y bienestar social. En México no es la excepción. Grandes Personajes con enormes riquezas, que de manera desinteresa apoyan, en forma personal o siendo parte de patronatos, a diversas Instituciones de Salud, desde muchos años atrás (Institutos Nacionales de Salud, entre otras). Un gran nivel de verdadero humanismo.

Pero hay otros “tipos de donativos” realizados con medidas coercitivas, disfrazadas de “coperacha, generalmente voluntaria…a wiwi”. Muy común en los gobiernos o funcionarios de primer nivel, que les imponen a sus subordinados. Como las coperachas que se realizan, guardando las proporciones, “entre nosotros la prole y aquellos los nobles”. Las coperachas que se hacen entre amigos, para el barril o las chelas, lo fines de semanas o las famosas “vaquitas, para el premio mayor de la lotería o el “me urge” (el melate)”.

A propósito de coperachas de altos niveles (“gubernamentales”), quizás se organicen -las vaquitas- en la rifa no rifa, del avión que no se va a rifar, porque no se puede rifar, y que se la está rifando, quien no puede venderlo, menos rifarlo, pidió coperacha para rifar parte del costo del avión…ya saben quién.

En el País hemos tenido grandes coperachas o colectas con fines altruistas, donde en casi todas han participado las Primeras Damas o, a falta de ellas en ocasiones, una pariente cercana del Presidente en turno, con gran trascendencia dentro del ambiente político. El término primera dama, inició en los Estados Unidos. En nuestro País se empezó hacer uso del término, con el primer Presidente posterior a la Revolución, Francisco Ignacio Madero, quien recibió mucho apoyo su esposa Sarita (la primera en México, que se le mencionó como la Primera Dama). La función principal de ellas, era organizar apoyos, oficiales o no oficiales (haciendo coperachas o colectas) para ayudar a la población desprotegida, sobre todo a la infancia. (Fuente consultada: García –López Dafne N. De la Primera Dama de la Revolución a la esposa de AMLO. Mochilazo en el tiempo. Artículo del Universal. Mex. 27 de oct. 2018).

Solo mencionaré, algunas colectas representativas: Una según la historia, muy popular, cuando gran parte del pueblo –se dice-  participó voluntariamente, para contribuir en el gobierno del General Lázaro Cárdenas (1932-1938), en base a la implementación de la Ley de Expropiación de 1936 y del artículo 27 de la Constitución para realizar la expropiación petrolera del País; recurso natural, no renovable, que se habían apropiado países extranjeros; concretándose el 18 de marzo de 1938. Doña Amalia Solórzano de Cárdenas, La Primera Dama, participó activamente, ella administró lo de la colecta o coperacha, de todos los niveles sociales, en ese entonces. Los del pueblo, con sus animalitos y los de “la alta alcurnia” –algunos, no todos”- con sus joyitas o dinero.

Con el Presidente Luís Echeverría, su esposa, doña María Esther Zuno de Echeverría, que, como algunas Primeras Damas, se molestaba con ese nombramiento y prefería que se le llamara “Compañera”, realizó una labor altruista gubernamental intensa (semejante a la realizada por la Sra. Eva Sámano de López Mateos), involucraba en sus colectas o coperachas, tanto a funcionarios de primer nivel, como de los Estados y Municipios. Sé dice que una ocasión invitó a las esposas de altos funcionarios públicos, que acudieron “emperifolladas” (me suena raro parte del término), donde les brindó, como era su costumbre, comida tradicional mexicana y agua de Jamaica, y al final, las “conminó” a que aportaran sus joyitas (parte del “emperifolle” que se colgaron), con fines asistenciales.

Si bien es cierto algunas esposas de Presidentes actuaron discretamente, como compañeras presidenciales. Otras se sirvieron con cuchara grande en sus excesos, y no para acciones altruistas (Carmen Romano y Angélica Rivera).

Hace unos días el Presidente AMLO, convocó a un grupo de empresarios a una reunión en Palacio Nacional para que, en forma voluntaria, se hiciera una colecta (coperacha), “sin presión” para aportar para el premio equivalente a la rifa del avión, que no van a rifar. La aportación es entre 20 a 200 millones de pesos, por empresarios. No sé si, algunos de los asistentes se le atoró el tamal de chipilín (tipo de quelite) comida que ofreció el anfitrión, que tuvieron que pasarlo con un buen trago de agua fresca de sabor a una fruta del sureste; o quizás les supo a quelites sonorense, pero con un “bonchi” de chiltepines, que no solo les ardió el cogote, el bolsillo y más allá; o ¿quizás a varios, les provocaría dispepsia el menú o el menudo susto de soltar millones…voluntariamente? 

En esta coperacha “oficial” ¿asistiría la Sra. Beatriz Gutiérrez Müller, apoyar en la recepción a los empresarios, para la “coperamochate”? Que, por cierto, no solo a ella le disgusta el mote de Primera Dama. La esposa del Presidente Madero, Sarita fue la primera que se manifestó, al respecto.

En colectas o coperacha…cantarán algunos políticosuarios: “…no, no te preocupes por mí, que todo sigue igual, como cuando estabas tú…”

raulhcampag@hotmail.com

 
 

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