Incertidumbre es la palabra que define el momento en el que nos encontramos ante la llegada del coronavirus a nuestras ciudades. No hay duda de que ocurrirá días antes o después pero es casi seguro que llegará.

Lo que desconocemos es la intensidad como se presentará. Si será leve, al igual que otras pandemias cuyos efectos apenas se sintieron aquí, o tendrá las consecuencias devastadoras vistas en China, Europa y ahora Norteamérica.

Ante este panorama incierto cuyas dimensiones reales pronto las conoceremos, sólo nos queda a la gente común, a usted y a mí, seguir fielmente las recomendaciones de las autoridades sanitarias sin importar a qué gobierno y partido pertenezcan. En  estos días nuestra atención debe centrarse en las medidas preventivas, sin caer en pánico o alarmismos inútiles, y no desviar la atención con reclamos o fobias ante este o aquel gobierno. 

La contingencia demanda la civilidad de todos, informarnos y seguir al pie de la letra las instrucciones sin empantanarnos en resentimientos y críticas contra los gobiernos a cargo de la situación. 

El coronavirus no cancelará por supuesto el derecho a disentir, criticar y exigir cambios en la vida pública, pero sí exige una disciplina ciudadana a la altura de las circunstancias.

Y exige de autoridades ser objetivos y políticamente austeros con la información que transmitan a la sociedad sobre las medidas adoptadas.

En estos días hemos escuchado a través de diferentes medios la acostumbrada exaltación que funcionarios de segundo o tercer nivel hacen a sus jefes políticos cuando los entrevistan sobre el tema.

"Por instrucciones de la gobernadora...", "Por instrucciones del presidente municipal...", son estribillos repetidos hasta el cansancio, la adulación al jefe o jefa siempre por delante como si estuvieran hablando de un tema ordinario. Oportunismo burocrático en su cotidiana expresión.

La disciplina ciudadana que exige esta contingencia, subrayo, debe ser complementada con seriedad y profesionalismo por los voceros asignados a transmitir la información oficial del día. Sean serios y menos oportunistas, olvídense unos días de su devoción por el jefe o la jefa y manténganos informados con el sentido oportuno y objetivo que demandan las circunstancias actuales.