Soy partidario de que la justicia se aplique sin distinción, que su acción ética no discrimine a nadie. Esto me convierte en partidario - admirador de una parte del movimiento más que feminista, antimachista. Son loables y dignos de admiración, el hecho que organizaciones feministas luchen por los derechos que promueven sus causas, inclusive si son antipopulares o fuera de contexto. Hay movimientos que luchan en contra de las corridas de toros, de la forma que matan a las vacas y cerdos en los rastros, otros en favor y en contra del aborto, no se diga de los derechos de la comunidad LGTB y anexas. Inclusive hay movimientos de adultos, a su derecho a casarse con niños y otras aberraciones según sus “usos y costumbres”.
Pero enarbolar la bandera de la igualdad de género, existente en palabra, más no en los “Hechos” e inclusive derechos más allá de la igualdad, es del todo criticable con las reservas del caso; más cuando se insiste, exige, sean otorgados como “patente de corso” por decreto o injusta preferencia jurídica.
La marcha del 8 de marzo fue un movimiento social muy bien programado en sus alcances y fines. Una convocatoria en contra de los “feminicidios” de no más muertes de “Mujeres” ¿quién podría estar en contra de ello? Se cuidó inteligentemente, no destacar que en la marcha iba inmerso el sacrosanto derecho al aborto, o el poder de decidir la mujer sobre su propio cuerpo y hubiera pasado desapercibido de no ser por un alto prelado que declaró “Más grave que un feminicidio es el aborto”. Las madres y mujeres de victimas de feminicidio estaban en la vanguardia de la marcha vinculadas en su pena y en pleno derecho de su protesta de hallar culpables, condenar de existir, y exigir que la condena sea ejecutada como marcan las leyes sin sobornos o influencias. Pero las otras 79,000 de ser exactamente ciertas las cifras, eran solamente (por su propio derecho) solidarias.
Alguna señora de 80 años expresó, que estaba ahí, apoyando a las mujeres golpeadas, porque a ella de joven la golpeaba su marido.
Otras comentaron que eran solidarias al movimiento, porque deseaban caminar solas sin peligro de ser asaltadas, acosadas por el hecho de ser mujeres. Algunas en sus consignas, vitoreaban la muerte del “Patriarcado” y daban la bienvenida al milenio (según el apocalipsis) del “Matriarcado”.
Del “Machismo y machistas” se encargaron las encapuchadas quienes en cada vidrio veían a un “Stripper” de “Solo para mujeres” desvistiéndolo en añicos, en venganza por no haberse hecho realidad sus fantasiosos sueños, otras encapuchadas cercenaban con saña inaudita imaginariamente, miembros, escrotos y anexas a inocentes y petrificadas estatuas y monumentos, arropadas por la inocente porra, que solidariamente las unía al propósito destructivo, “Fuimos todas, fuimos todas”.
Era un apetitoso manjar para la opresión oficial, un anzuelo con una exquisita carnada que inició cuando al presidente se le preguntó que si era “feminista”
La respuesta del primer magistrado fue soy “Humanista” dicen que se lavó las manos como Pilatos, no saben que era preámbulo ejemplar del próximo CONNAVID, y luego el pecado de olvidar el lunes 9 como el inicio de la rifa del avión, cuando era el día sin mujeres, inmediatamente los medios “Conservadores” se rasgaron las vestiduras, ¿cómo un presidente de la república no apoya un movimiento emancipatorio de las mujeres? “Es del machismo oficial” “Esto le va hacer perder votos o lo pagará el 21”
La otra parte del anzuelo lo fue el vandalismo y su respuesta. Con anterioridad algunos medios y cámaras exigieron que hubiera orden, no violencia, seguridad para sus negocios. Sub-conscientemente se invocaba la frase de Díaz-Ordaz “Fuimos tolerante aun en los excesos” Pero la señora Claudia Sheinbaum y su jefe (con la experiencia de Culiacán) no mordieron la carnada. (¿Cuántos destrozos podrán causar las atilanas hordas dizque feministas que no se pueda pagar como costo social, no político? Y pegaron en el clavo, se evidenció el segmento provocativo de la marcha, la violenta acción en contra de mujeres policías en desempeño de sus funciones, o sea “La violenta eres tú” y si quedaban dudas, se detuvo a hombres que estaban defendiendo su trabajo y altercaron con manifestantes violentas.
Insisto en que el mal llamado movimiento feminista, debiera llamarse “Movimiento por la aplicación de leyes sin distingo de género” con metas específicas contra corrupción, la discriminación, por la igualdad de derechos según facultades.
Marchas inteligentes con contenido social, integrados por ciudadanos (hombres y mujeres) en el ejercicio de sus obligaciones cívicas, políticas y sociales.
Insisto en mi admiración por las mujeres que no aceptan el respeto a sus derechos como regalo, por decreto, a las que luchan no por superar al hombre sino a sí mismas. A las que aceptan su responsabilidad de hacer los cambios sociales y de conciencia desde la matriz de sus hogares.
Un hijo mío, que vive en los Estados Unidos, se quejaba de la discriminación para los mexicanos de allá y le dije: “Si tú eres el más inteligente, el que rinde el 150%, el más capaz, a Rockefeller no le importará si eres gay, mexicano, negro o amarillo, si entiendes la pregunta, sabrás la respuesta” Es Cuanto.