Sobreviviendo en tiempo de Pandemias
Raúl Héctor Campa García
Viernes 03 de Abril de 2020

“Hay que compadecer a los afligidos: es una ley de humanidad”

“Gozo, pues, de cuanto hay apetecible en el reposo”  

El Decamerón –Prólogo-: Giovanni Bocccaccio (1313-1375).

Sobrevivencia. Concepto que se define como la conservación de la vida, especialmente cuando es un peso de una situación difícil o tras de un hecho o un momento de peligro. 

En situaciones difíciles, donde hay riesgos de enfermarse de gravedad, de alguna manera el ser humano, trata de sobrevivir.

En la Novela, La Peste; de Albert Camus (1913-1960), publicada en 1947, se: “… insiste en la posibilidad de que lo mejor de los seres humanos, y no solamente lo peor, puede manifestarse cuando nos enfrentamos a la adversidad”. En el prólogo de la misma, se comenta que, “Muchas personas…ven los hechos terribles a nuestro alrededor y se conforman de manera cínica: dicen que las cosas son así y no hacen nada por otros (y a veces ni por ellos mismos). En la novela se propone a resistir de algún modo la destrucción y la violencia. Camus, nos recuerda que en cualquier país y en cualquier tiempo “sólo podemos sobrevivir, entre todos”.   

Ante el peligro latente y las probabilidades de letalidad, en cierto porcentaje de la población por la Pandemia causada por el COVID19; la mayoría de los habitantes del País, estamos siguiendo las recomendaciones para no contagiarnos y no contagiar. Observando, en todo lo posible, estas medidas preventivas; entre ellas, quedándonos en casa, porqué entre más circulemos fuera de ella, la circulación del virus aumenta y con ello el contagio y el riesgo de enfermar gravemente (a pesar de la posible “inmunidad de rebaño” de gran parte de la población infectada, no hay que confiarse).

Sobre todo, los adultos mayores de 60 años y pacientes con enfermedades agregadas e inmunodeprimidas (“baja de defensa” para decirlo coloquial y no en lenguaje técnico-médico) aunque la incidencia de la letalidad es menor en menores de 40 años, ninguna edad es la excepción.

Bocccaccio, en su obra literaria El Decamerón inspirada en la Pandemia, causada por Peste Negra (peste bubónica), que causó una gran mortalidad, en Europa y Asia, en el siglo XIV y que azotó a Florencia (Toscana, Italia), lugar del drama y los personajes de esta obra, 7 mujeres y 3 hombres; que para no contagiarse se aislaron en una Villa alejada de Florencia, para escapar de la peste. Idearon como vencer el temor, relatando alternativamente cuentos, jocosos y sensuales. De los 14 días, solo 10 días (Decamerón), contaban entre ellos historias (100 en total), excepto el día primero y noveno. Para no angustiarse. 

En todas la Pandemias que han azotado a la humanidad, una de las medidas es mantenerse aislado, en casa, hoy es la misma indicación. Cada quién encontrará la manera de continuar la convivencia en sana distancia o estar en contacto con sus familiares, a través de los medios digitales actuales. Con esto último, la familia, que estamos en la misma ciudad y los que residen en otros Estados nos ponemos en contacto telefónico (con nuestros familiares y amigos) por medio de video llamadas, con el moderno Zoom o Skype, a una hora determinada (con nuestros hijos y nietos,).

Claro salimos ocasionalmente, para adquirir lo necesario para sobrevivir, pero con las medias de seguridad pertinentes. Como médico Pediatra, jubilado, ocasionalmente me han solicitado para consultar niños. No me puedo negar, es mi profesión; pero con las medidas preventivas, para no ocasionar infección cruzada, (de pacientito al médico o de él médico-paciente).

Los que rebasamos de los 65 años o casi “pegándole al setentón”, de esos, le decía en anterior escrito, “que se sientan de sopetón y se levantan con pujido y no saben dónde guardaron las llaves de casa y se olvidan de otras cositas, setenta o más han cumplido”; tenemos muchas maneras para sobrellevar, con seguridad, esta reclusión voluntaria. 

Por lo pronto hemos dejado desde hace 4 semanas de asistir al Sanatorio La Purísima, al cafecito mañanero con amigos, la mayoría jubilados; donde componíamos el mundo en una hora, para volver a la realidad al regresar a casa o a nuestro consultorio. La tertulia “político-leperaria nocturna” (perdón, literaria) plural, en él “Rincón de los borrachos”, también hace más de un mes suspendidas, primero por la convalecencia de una isquemia cardiaca y ahora por culpa de ésta “moderna plaga” del coronavirus, que está azotando, al mundo. Tenemos que resguardarnos, cómo en las pandemias de épocas pasadas, que cíclicamente han atacado a la humanidad y que seguirán existiendo, mientras la humanidad siga contaminando nuestro planeta, que nos ha puesto a reflexionar; igual que nuestros ancestros que fueron testigos de aquellas, lo hicieron. 

Es una oportunidad, ante la adversidad, para la unión familiar y de solidaridad con ella y con nuestro prójimo.  A la familia, demostrar el amor que les profesamos, a nuestra esposa, hijos y nietos. Leer buenos libros, que a la mejor habíamos olvidado hacerlo, o tenían en la fila de propósitos, escuchar buena música, de esas que tranquilizan la mente o bailar con nuestra pareja los valses que nunca hemos bailamos, como los clásicos valses de Viena, de Johann Strauss, sobre las olas de Juventino Rosas o de perdida el Vals de Chayan y música “Oldies sesenteras” o cada quien según sus gustos. 

Decirnos a diario, los Te Amo, a nuestros seres queridos, que quedaron pendientes, poder leer un cuento, aunque sea por teléfonos o en casa, a nuestros nietos (intentando con EL Principito de Antoine de Saint – Exupéry), o del tío patotas – si se dejan- o una lectura comentada de un buen libro, como la que juntos iniciamos hace días con mi esposa, de la Historia real novelada, de la investigación del SIDA, estamos releyendo por las noches “Más Fuerte que el amor”, del autor Dominique Lapierre.

Entre las 8 y 10 la mañana, repaso las clases de piano, truncas por motivo de salud y por la estancia por dos años en la Ciudad de México, que ahora, esta pandemia, me hizo retomarlas en forma autodidactica. Las noticias por televisión y medios digitales, los chismes “whatsapperos” twiteros y facebookeros”; algunos artículos médicos compartidos por amigos y colegas de la especialidad. Una o dos horas de lectura; actualmente retomando la lectura, de la edición especial por el IV centenario del Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra; obra comentada en cada capítulo por reconocidos escritores. Publicada por la Real Academia Española y Asociaciones de Academias de la Lengua Española de diverso Países. Terminé de leer La Filosofía Náhuatl, de José León Portilla y antes, la Sabana de Cristo (un dictamen insólito sobre la muerte y resurrección del Hijo de Dios) de Stevenson y Habermas.

Pendientes de leer, entre otros, está en espera: Entre las Patas de los caballos, de Luís Rivero del Val, obsequio de Pita García de Soto…Gracias. Diariamente Vemos una Película o varios capítulos de series. Esta pandemia nos ha dado tiempo, hasta el momento, para aprovecharlo en cosas positivas. Esperemos que esta pandemia pase, esperando los designios de Dios. Animo y por lo pronto QUEDEMONOS EN CASA… tratando de pasarla ATM (A gusto Tranquilo y Mansito), en lugar de; Atormentado Tenso y Madreado.  Hagamos de la tragedia, una oportunidad de una mejor vida. Quédate en casa. 

raulhcampag@hotmail.com 

 

 

 
 

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