El primer día de la restricción rigurosa a la movilidad de personas pasó en Cajeme prácticamente desapercibido.
En el centro de la ciudad cientos de personas realizaron sus actividades, imprescindibles para ellas como el comprar alimentos o acudir a una sucursal bancaria para tener dinero en efectivo.
Sólo estas dos actividades fueron suficientes para darle al centro de la ciudad una apariencia de normalidad, como si se tratase de un día común.
El tráfico vehicular no fue tampoco muy diferentes. Incluso era común ver automóviles con dos o más personas a bordo, sobre todo los que pertenecen a empreas y también particulares que eran acompañados.
En las paradas de camiones, los largos intervalos entre la llegada de cada unidad ocasionaron la aglomeración de personas en algunos puntos del centro de la ciudad.
Y abrieron todos los puestos de comida habidos y por haber, en el centro y alrededor del Mercadito Unión los comensales platicaban alrededor de la mesa sin el cubrebocas antes o después de comer.
Negocios abiertos de cualquier tipo, no sólo los de alimentos y otros "esenciales". Abrieron el de la pequeña papelería y el del cyberg en la colonia, la ferretería y los negocios de servicios automóvilísticos, talleres y refaccionarias.
Total, todos son esenciales, todos están justificados, y exponerse a un contagio es algo que no parece preocupar a nadie, menos a quienes con un cubrebocas puesto creen que ya están a salvo del contagio. Grave error que puede costarle muy caro a la sociedad en general.