Sinopsis: Sinopsis: Paco, huyendo de sus problemas cotidianos, se refugia en una casona de la ciudad de Puebla para tratar de escribir una novela sobre la rebelión de unas monjas poblanas en el siglo XVIII: Sor Aniceta, hace chocolate en la cocina del convento, mezcla excremento de perro en él, y lo ofrece a la madre Superiora y a los confesores. Paco confunde la imagen de una modelo de Play-Boy con la de Sor María Magdalena.
El obispo de Puebla, autorizado por las cortes de España quiere imponer a las monjas poblanas una vida comunitaria y retirarles la privacidad y privilegios y de los que gozan, como vivir con su sirvientas y con niñas huérfanas. Sor María Magdalena se opone a aceptar esta nueva regla y se niega a confesarse. El obispo la llama a su presencia y trata de obligarla a la confesión pero ella lo agrede físicamente.
En su celda María Magdalena dice a Lupe, su sirvienta, que no irá al servicio. Sor Manuela de San Ignacio desea a la niña indígena Ignacita. Paco recibe la visita de su hijo Moncho de 18 años, que anda metido en líos de revueltas estudiantiles en la Universidad.
La Madre Superiora envía un ramo de rosas al obispo como disculpa por el agravio de María Magdalena; dos alacranes aparecen en el ramo de rosas. El cura Calderón sugiere al obispo que se vigile estrechamente la vida en los conventos de Puebla. María Magdalena, sola en su celda, tiene deseos sexuales y se masturba. Sor Manuela acaricia a la niña Ignacita.
Paco imagina que sufre un infarto mientras se baña. Recibe la visita de su esposa Emilia. Moncho pide a Paco que esconda en su casa a una amiga que está herida; han participado en una revuelta estudiantil. Paco imagina que su hijo es torturado en los separos de la policía. Paco se aparece, vestido de época, en la celda de María Magdalena; hace el amor con ella en la celda y después en un campo florido.
La monjas se revelan, suben cubetas a la azotea del convento y afianzan la puerta con objetos pesados, pero son reprimidas por la gente del cura Calderón. María Magdalena, desnuda en su cuarto, escribe su diario con una pluma de ganso; dedica el diario a su amado, de quien duda haya sido realidad o un sueño y le pide que deje constancia de su amor.
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