Era de esperarse: una mayoría de los aficionados que entraron ayer a la primera jornada de la temporada de la Liga Arco Mexicana del Pacífico… no respetó el protocolo de mantenerse en las gradas con cubre bocas y no respetó la sana distancia.
O sea que: ante la pandemia del covid-19 y de acuerdo a lo establecido como medida sanitaria por las autoridades de salud, a los aficionados al momento de ingresar a los parques se les tomó la temperatura y exigió llevaran sus cubre bocas y hasta ahí todo bien.
¿Pero qué pasó ya adentro?
Simple y sencillamente muchos no respetaron las medidas protocolarias, incluyendo el no respeto a la sana distancia, y pues hay que decirlo: qué irresponsabilidad…y riesgo-peligro de contagio del maldito virus.
En las imágenes se puede apreciar ese desacato y la verdad, muy mal.
Los reportes señalan, por ejemplo, cómo en el encuentro entre Yaquis de Ciudad Obregón y Águilas de Mexicali se apreciaban a personas sin guardar sana distancia en las gradas, además de que algunas estaban sin cubre bocas.
Los mismo sucedió en el encuentro entre Algodoneros de Guasave y Tomateros de Culiacán.
Ya no quisiera decir de tal situación –comportamiento del público-- en los otros escenarios, donde seguramente sucedió lo mismo.
¿Qué hacer al respecto?
Se entiende que hay personal de seguridad asignado para atender este asunto y por lo tanto deben accionar en consecuencia.
Esto, obvio, es en diseño y teoría.
Hay que ver si en la práctica se lleva a cabo.
¿Recuerdan cuando la campaña de no fumar en los estadios?
Qué lío, decía mi compadre.
Pero, de alguna manera, se logró el objetivo a partir de crearse-determinarse áreas para fumadores más allá de las filas de asientos-butacas.
Ahora bien, en este tiempo de pandemia que por supuesto no excluye al espectáculo con concentración de público, pienso también en quienes disfrutan en esos escenarios las ambarinas (la cheve, pue, ¡bien helada!) quitándose y volviéndose a poner los cubre bocas.
Caray: ¿lo harán?
Pendientes y atentos con esta preocupante situación.
PD: deberían dar “chance” a los “viejitos” mayores de 65 para que ponga en orden a esa chavalada que va a los estadios no precisamente a ver el juego de beisbol, sino más bien a “divertirse” ya sabe con qué. Carajo, todo fuera como eso. Y cuidado, pues con los focos rojos en el entorno prevaleciente de esta fea contingencia sanitaria.