Don Javier
Andrés González Prieto
Miércoles 11 de Novimiebre de 2020

Don Javier era un personaje que, en ausencia, deja un enorme hueco en el universo social.

Me tocó tratarlo en las múltiples ocasiones en que eventos familiares que requerían la participación del mejor grupo musical, en su momento: Andrés González y su Ritmo Alegre. Los 10 años que tuvimos la preferencia musical en el Club Campestre me permitieron disfrutar de sus atenciones, que iban desde un ¡salud! a lo lejos en la mesa de honor en bailes del recuerdo, de fin de año y otras celebraciones o unos aplausos a lo lejos en la pista de baile.

Los festejos eran memorables, en la mencionada mesa siempre acompañado de Don Toribio Miranda, del Sr Inukai y sus respectivas esposas, las parejas eran de carrera larga, excelente bailarín Don toribio quien competía en alegría con el Sr. Ruy Sanchez. 

A don Javier y a Doña Alma le gustaba escuchar y bailar “Aquellos ojos verdes” versión Ray Conniff o versión Luis Alcaraz (cantada)  “Fueron Tus Ojos los que me dieron” y ante su presencia, siempre la tocábamos 3 veces por baile, no es que quisiéramos quedar bien. 

El repertorio entre otras: Azul, primavera, Viajera, Bonita, el Mar, Bésame mucho, mujer enamorada, el chubasco.

El baile de Fin de año terminaba hasta que la mesa de honor de Don Javier y Don Toribio se levantaban, ¡4 horas después, que la última pareja había partido!  Ante el alivio de músicos y meseros que apenas podían con sus almas y Don Panchito muriéndose de sueño.

En una ocasión siendo líder de los músicos, intenté con mi gran amigo, don Lupe Islas me prestara el club campestre para realizar ahí el Baile del día del Musico. Don Lupe fiel a los reglamentos, me dijo: “serás muy mi amigo, pero no puedo prestártelo, ni rentártelo, va contra las reglas”. Entonces decidió el sindicato emplazar a huelga al club Campestre y así fue emplazado.

Desde los años 40´s el sindicato de músicos prestaba servicios directos al mencionado Club.

A 10 días, Don Javier, creo por medio del Lic. Castillo me mandó llamar a su casa de la Veracruz y Nainari, al llegar me dijo “Que pasó Andresito, tenemos problemas?” señor, le dije, los músicos deseamos tener un lugar que nos obligue a comportarnos socialmente, es mi lucha por cambiar la mentalidad del gremio y le expliqué a Don Lupe, que lo haríamos entre semana, que pagaríamos mantelería y servicio, que teníamos convenio con los meseros y que a ellos si les prestaban el local y a nosotros no.

¡A que Don Lupe siempre tan estricto! Ve dile que te preste el local con manteles y servicio para tus afiliados y te dé facilidades para tu evento.

Realizamos el día del músico 2 años gracias a la benevolencia de Don Javier Robinson Bours.

De ese tamaño era la humanidad de Don Javier.

Hace unos 5 años, me tocó saludarlo en una fiesta de los Almada en Cócorit. Estaba junto a su amigo de siempre el Sr. Inukai, me preguntó, ¿Aun te acuerdas de la canción? Le contesté “Unos ojos verdes, nunca se olvidan Sr.” Sonrió con su acostumbrado cerrar de ojos.

¡Descanse en paz, un gran hombre!

 
 

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