Poema que circuló entre estudiantes y profesionales del Derecho en la década de los 50s en México. Aportación de Eduardo Estrella Acedo (Notario Público No. 55).
Refiere la tradición
Que ya en lejana ocasión,
En un país olvidado
De una fuerte congestión
Murió el primer abogado
Y como aquél fue un tronera
y por su vida ligera
el mismísimo demonio
entró al cielo
tan solo porque era
devoto de San Antonio
Como es justo y natural
en la mansión celestial
al principio no hizo nada
y se llevó triste, triste y formal
como gallina recién comprada
Pero cuando hubo pasado poco más de un mes
el abogado pensó con muchísima razón
que ya era el tiempo apropiado
de ejercer su profesión
Entonces, con ojo listo
le preguntó a Jesucristo
Oiga, ¿quién es el padre de usted?
pues quién ha de ser,
habráse visto:
¡Mi padre es San José!
Ah... ya que así me lo asegura
con tanto garbo y soltura
¿debo tener entendido
que aquél lo ha reconocido
en una pública escritura?
No precisamente ...
Pues bien, ciertamente
yo haré baratamente
lo que necesita usted
porque hasta hoy, legalmente
no es su padre San José
Mas deme algo adelantado
para comenzar el lío
y comprar papel sellado
Jesús inmediatamente
le dio el dinero que ese día
recogiera de limosna San Vicente.
Y cuenta toda la gente
que el mismo Cristo ese día
estuvo más que impaciente.
Enseguida el Abogado
al ver a San Juan hincado
le preguntó muy taimado:
¿qué tal amigo San Juan?
Aquí, siempre meditando
Hombre, eso es estarse matando
como un simple majadero
mientras Pedro está gozando
con su puesto de portero
Hombre, ¡es verdad!
Regalado te va a resultar
mas dame algo adelantado
para comenzar el lío
y comprar papel sellado
Después de éso,
el abogado
muy serio y muy recatado
mas faltando a sus deberes
se metió en el reservado
donde estaban las mujeres
Y a María,
la más pura y bella
de cuantas encontró
entre miles de cienes
le aconsejó que pidiera
la separación de bienes
Caminando el licenciado
encontróse a San Antonio
sentado junto a una noria
sumido en grande tristeza.
Agobiado como estaba
mirando muy a lo lejos
pensando en todas las novias
que a su persona acudían
en busca de un buen consejo
¿qué le pasa don Antonio?
quite de usted su tristeza
lo más sensato es que usted
se preocupe por todo ello
¡pero puesto de cabeza!
¡Hola Pedro!
¿sabes lo que dice Sixto?
No, ¿qué ha dicho?
Pues bien, San Sixto se queja
de que cortaste una oreja
¡y negaste a Jesucristo!
¡¡¿Eso ha llegado a decir?¡¡
Sí, sí, pero calma tus furias
que lo que tienes que hacer
es de poderlo acusar
de calumnias y de injurias
¡Hombre es verdad!
Regalado te va a resultar
mas dame algo adelantado
para comenzar el lío
y comprar papel sellado
Aquí un lío, allá una bronca
más allá una travesura
hasta que Dios por ventura
de ello se llegó a enterar
y ordenó que sacaran al abogado
pronto, a empellones.
Esto es anticonstitucional
vociferaba el letrado:
ahora mismo pido amparo
a la Corte celestial
Esas son tinterilladas
por ustedes muy usadas
¡al infierno, por bribón!
La revisión y el amparo,
poco resultado dieron
a nuestro ilustre letrado.
Y cuenta toda la gente
al referir esta historia
que Dios dispuso
que a la gloria
no entre más que un abogado
que es el que humildemente
ahora les ha declamado