Un día José Palma Melendrez llegó a Cd. Obregón y su suerte cambió cuando decidió dedicarse a la Lucha libre. Se enfrentó ante los grandes como El Santo, Tinieblas, Blue Demon, El Rayo de Jalisco, Mil Máscaras, entre otros.
En 1956 debutó, fue los de los más jóvenes a sus 17 años y 26 años fueron los que estuvo activo el exluchador "El Remolino".
Su historia empieza cuando era un joven emocionado al ver culminar una función de Lucha Libre, se acercó a uno de sus ídolos rudos de aquellos tiempos «El carnicero Butcher», entre la multitud iba corriendo hacia los vestidores y se acercó a Bucher pero este le puso la mano en la cara y lo empujó, a lo que José dijo “Me voy a hacer luchador y te voy a ver arriba de un ring.”
El Remolino nació en Mocorito, Sinaloa, el trabajo que daba más frutos en aquella época y en ese Pueblo Mágico era la minería pero sus padres consideraron que eso sería riesgoso y decidieron mudarse a Cajeme, Sonora donde desde los 12 años de edad ha vivido.
La lucha contra el Santo
En varias ocasiones, había vencido a El Santo pero hubo una pelea de máscara contra máscara y ahí fue cuando perdió su máscara ante la sorpresa de que le habían ganado no tuvo más que aceptar esa derrota.
«No le guardo ningún rencor porque él es un gran maestro, alguien que impulsó la Lucha Libre, fueron muchas películas que el produjo para darle seguimiento a este deporte que en este tiempo casi no se observa» enfatizó.
Dos años después fue el retiro de El Remolino, aunque las ofertas de volver al cuadrilátero eran grandes, él ya no quiso portar otra máscara que no tuviera su esencia.
El entrenamiento
El exluchador contó que cada estilo de vida es diferente, pero él se dedicaba 3 horas diarias para poder rendir en el cuadrilátero y ofrecer sus mejores técnicas a los espectadores. La comida también era algo reglamentario para ser más hábil ante los movimientos.
«El luchador tiene que tener condición, meterse al gimnasio, hacer pesas, ir a correr, entrenar lucha y eso hacerlo disciplina».
La anécdota
Al iniciar una pelea, en su papel de rudo, iba caminando hacia el ring pero vio a un niño que vendía periódicos, tomó entre sus manos los periódicos y los destruyó, la cara del niño fue de impacto.
Al terminar la contienda, así lo cuenta: «En la salida, estaba el niño parado en la arena, y me dijo -oiga, me rompió mis periódicos- Ah, niño tú fuiste, no te preocupes ¿Cuántos periódicos eran? -Eran cuatro-, le pagué los cuatro periódicos, me quité la máscara y le dije mira te la voy a regalar, ¡Encantado el niño!”
Pasaron los años, se encontró a aquel niño en un supermercado, juntos revivieron el momento y la acción del regalo de la máscara.
La lucha libre en la actualidad
Hoy a sus 80 años de edad, Indicó que falta apoyo para rescatar uno de los deportes de antaño, porque hoy se observa a más voladores que luchadores, «El apoyo antes era mayor porque los mismos luchadores pagaban por hacer películas y campañas para que se observara más este deporte».
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