Quizá de los guerreros yaquis, del que más se sabe es de José María Leyva Cajeme. Esto por la entrevista que le hizo Ramón Corral Verdugo, cuando Cajeme estaba prisionero en San José de Guaymas, después de tener en jaque por largo tiempo al gobierno federal y estatal, cuando estos combatían a la tribu en forma brutal.
También es uno de los guerreros yaquis más controvertidos, en donde muchos, incluso miembros de la tribu los consideran como torocoyori.
Ramón Corral aparte de ser político, lo que le permitió llegar a ser gobernador de Sonora y Vicepresidente de la república, además de un fiel colaborador del General Porfirio Díaz, fue también un notable periodista y escritor.
Pero sin duda, Cajeme como líder de la tribu es el que más ha trascendido. Más allá de la realidad, de la fantasía y de los mitos, permanece en la historia de la etnia y de la sociedad sonorense, de tal forma que no se puede hablar de la etnia yaqui sin hacer conjunción con él.
Corral Verdugo narra al fin de la entrevista con el guerrero yaqui, y escribe: “me separe de él, quedándome una impresión de simpatía por aquel indio tan inteligente y tan valeroso, ultimo y digno jefe de una raza cuya historia está llena de rasgos de valor y de heroísmo
Corral Verdugo tuvo contacto con Cajeme hasta el día 21 de Abril. Lo último que manifestó de Cajeme es algo confuso, considerando que posterior a esa fecha ya no lo volvió a ver y esto a contribuido a que se tergiverse la fecha de su muerte
Cuenta Ramón Corral que la noche del 21 de Abril lo llevaron a bordo del vapor Demócrata y lo desembarcaron en la costa del yaqui, conduciéndolo por la margen de ese rio hasta llegar al pueblo de Cocorit.
A Cajeme el ejército lo llevaba a un encuentro con la muerte.
Respecto a la muerte de Cajeme, el parte oficial del General Ángel Martínez Peña, manifiesta que día 23 de Abril de 1887, el Teniente Clemente Patino Peña le comunica que ese día a las once de la mañana en el punto llamado de tres cruces, José María Leyva a quien conducían hacia Cocorit, había intentado fugarse, que en la persecución que se le hizo recibió varios tiros que le ocasionaron la muerte .Manifiesta también que el cadáver le fue entregado a Tomas Duarte para darle cristiana sepultura.
El Teniente Clemente Patiño por su dicho fue de los que dispararon y dieron muerte a Cajeme
La conseja manifiesta también que diez días después del sábado 23 de abril, día de la muerte de José María Leyva Cajeme, ocurrió un fortísimo temblor que se dejó sentir en todo Sonora, teniendo el epicentro cerca del poblado de Babispe. Tocante a esto, muchos decían que Cajeme había resucitado.
Desde esa fecha en Sonora no se ha presentado un temblor de esa magnitud.
En realidad José María Leyva Cajeme, no ha muerto porque no debió morir, antes como antes y ahora como ahora vive en las tierras llanas del valle del yaqui, allá arriba de las montañas del Bacatete y permanece hasta en la memoria de aquellos que lo consideran torocoyori.
A 134 años de su muerte, cuando esta ocurrió la mañana del 23 de abril, en la que algunas fuentes aseguran que esta fue producto de la ley fuga, en ciudad Obregón se le recordara como se estila, colocando una corona de flores al pie de su estatua y con un discurso, en el que obligadamente se pronunciaran las palabras: antes como antes y ahora como ahora.