Para el Neoliberalismo globalizado ser o no ser no es la pregunta, sino ser o no ser sujeto de consumo, para el sistema solo se existe si se es sujeto de consumo
Por otra parte, la miseria extrema de los países dominados por el "libre comercio" viene a ser proveedora de mano de obra reducida a costos mínimos socialmente tolerables, su volumen y necesidad de alimento sustentan el desecho indiscriminado de todo ente humano que labore y sobreviva bajo la línea de flotación que dicho sistema socio económico establece en forma despiadada.
Si el cristianismo occidental ha cimentado la piedad y la compasión a través de los siglos como una praxis religiosa, esto ha quedado siempre en las clases bajas y medias como un paliativo de conciencia, y en la cumbre de las clases adineradas como un teatro para lucir en la mayoría de los casos una hipócrita preocupación por la gran masa desvalida.
A medida que las sempiternas instituciones religiosas han perdido influencia sobre los millennials, y el abismo entre el ingreso económico de las oligarquías y las clases en la franja lumpen se ha vuelto insultante, la militancia de nuestra juventud en la actividad gangsteril es cada vez de una ambición inmediata y una sevicia galopante que no parece tener límites.
Los asesinatos desbordantes hoy día compiten por hacer explícito el lado más siniestro del animal humano.
Cerrando la ecuación a cero, las incógnitas se disparan en un pronóstico nada alentador.
Quizás analizando el fenómeno Singapur y algún otro similar que por ahora se me escapa, la visión de un futuro equilibrado parece aún una posibilidad recóndita, y la continuidad de un estado reciclante de males necesarios al parecer será la eterna herencia en nuestros países sometidos para las generaciones venideras, un tiempo donde el pensamiento crítico, como siempre, seguirá existiendo, pero tal como hoy no cambiará en nada la debacle moral que, para nuestro infortunio, estamos viviendo.