Ramon Iñiguez en el olvido oficial
Andrés González
Sábado 08 de Mayo de 2021

¡Cuánta razón tenías, Ramón, cuando decías que el único destino del ser humano es el olvido!

Se cumplieron 48 años de la fundación de la Biblioteca Municipal de Ciudad Obregón, misma que sin tu esfuerzo no hubiese llegado ni a estanquillo de historietas populares.

Hiciste tuyo el recuerdo literario de la biblioteca Ostimuri del grupo cultural del mismo nombre y te enfrentaste cual quijote, a los gigantes de viento insensibles al desarrollo cultural, beneficiarios de la ignorancia popular. Comenzaste tu obra maestra desde la unidad deportiva de la colonia Constitución, me consta, con un circulo de lectores, otro de Cine Club y el por qué no, germinó como un reto de los altos de Jalisco. ¡Bien haya sido el día!

No recuerdo en sí en nuestra ´primera amistad, cuanta materia capilar tenias en esos años mozos de tapatía esfinge cuando adoptaste por Sancho a una sufrida moto que lo único que le faltaba es hablar, para quejarse.

Y ahí andaba tu gigantesca figura de tingo al tango buscando agujas en un pajar de insensibles pajas, soportando a políticos que compraron hasta sus títulos de secundaria, orientando cual faro de luz a una generación de escritores como Salgado, Bernardo, Uclés y tantos otros consumidos en el ostracismo de sus nombres.

Sin duda, tuviste en Rodolfo León Manzo un apoyo para lograr tus esfuerzos y así lograste fijar mentalmente, la primera maqueta de tu biblioteca soñada. Cuántas bilis, esfuerzos, desvelos, gritos y sombrerazos depositaste en tus sueños. Terquedad, insolencia, atrevimiento, mentadas de madre fueron elementos que sembraste (cual canon a seguir) para lograr que Cajeme tuviera una Biblioteca digna de la grandeza con que imaginabas tu patria adoptiva, Ciudad Obregón.

Qué saben de esfuerzos y sacrificios los que ostentan cargos públicos por recomendación política y algunos, sin merecimientos para desgracia del desarrollo cultural: Seres que nunca han tenido un sueño que realizar, que no conocen, ni les interesa conocer de dónde proceden las raíces de un proyecto publico que va más allá de intereses particulares. 

Por eso no me extraña Ramón que una secretaria estatal ¿de Cultura? Ignore (cualidad extrema y merecida) el ADN de la historia que resalta insensible.

Sin lugar a duda, la biblioteca municipal de ciudad obregon no se hubiera realizado sin el esfuerzo de su soñador y romántico creador, y menos con la calidad y la capacidad organizativa que mereció el reconocimiento de propios y extraños por muchos años, no sé ahora. 

Cuántos bajo la fuente de la biblioteca aprendimos a amar la palabras buena ( y a la mala  palabra)   finalmente nos presumíamos con honor, cultureros del quehacer iluminados por un faro de luz.

Soy un convencido que el nombre de la biblioteca pública municipal debería de llevar el nombre de Ramón Iñiguez Franco, solo así se lavaría la afrenta que recibe su memoria, misma que aún espera la protesta de tantos que abrevaron en la fuente cultural de la biblioteca municipal de Cajeme.

¡Va mi pluma en prenda, voy por ella! 

No se le puede pedir peras al Olmo y a Welfo menos.

Perdónalos, Ramón, ¡¡¡pero sí saben lo que hacen!!!

Nota. No quiero desmerecer los méritos que pudo tener el Maestro Don Jesús Corral Ruiz para tal nombramiento, pero protestaría igual si al estadio de beisbol le pusieran su nombre. Es cuánto.


 
 

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