Cd. de México.- Adriana, de 14 años, alumna del grupo segundo C, de la secundaria diurna 148, integraba el cuadro de honor por sus buenas califiaciones, pero hoy será enterrada tras morir por un derrame cerebral provocado presuntamente por el impacto que le produjo uno de sus compañeros de clase con un ligazo en la sien.
Sin embargo, la Procuraduría capitalina no ejercitará acción penal en contra de Amauri, de 14 años, debido a que la necropsia indicó que la muerte de la menor fue por un derrame cerebral no traumático, es decir, no generado por un golpe si no por una alza en la presión arterial de Adriana.
La tarde del jueves, Amauri, considerado como el más terrible de los alumnos de ese salón, se le acercó y a escasos centímetros de la sien izquierda estiró una liga, a manera de resortera, y le lanzó un clip que le hirió la sien. Tras el golpe, la estudiante se sintió mal, y fue llevada por su mejor amiga, Viridiana, a la dirección de la escuela.
Ahí fue donde empezó a convulsiorse. Eran las 16:30 horas y de inmediato se llamó a los servicios de emergencia, que la llevaron al Hospital Balbuena. En el traslado sufrió un paro cardiaco, del cual fue recuperada.
La secundaria se ubica en la esquina de Tezontle y Río Churubusco, en la colonia Juventino Rosas, en la delegación Iztacalco.
Su tía, Guadalupe Ruiz Lozada, hermana de la mamá de la víctima, narró que aunque se intentó trasladar a la pequeña a otro hospital, pero tuvo un segundo paro. “Cinco minutos después, una doctora salió a decirnos que la niña había muerto. Mi hermana está inconsolable. Queremos justicia”, dijo.
Posición oficial
Esta agresión fue calificada por el subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Luis Genaro Vázquez, como “una travesura que terminó en tragedia”.
La necropsia practicada a la menor indica que murió a consecuencia de una hemorragia cerebral, no traumática, a consecuencia de la ruptura de una arteria del cerebelo, según el Servicio Médico Forense.
Sus compañeros recuerdan a Adriana como una adolescente tranquila y buena estudiante, y sus familiares indican que era obediente y apegada a su familia.
El 13 de febrero cumplió 14 años, y para sus 15 años no quería fiesta, sino un perro, grande, un San Bernardo, porque amaba a los animales.
La señora Guadalupe Ruiz vive separada del padre de Adriana y su hermana —de 11 años— y trabaja en un supermercado.
El presunto responsable de la muerte de la joven es un chico que “tenía dos hojas completas de reportes”, dijeron algunas de sus compañeras de clase.
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