Luto en la familia artĂ­stica sonorense por Nacho Mondaca
Carlos Moncada Ochoa
Lunes 17 de Mayo de 2021

No acaba uno de llorar al amigo político asesinado, y se agrega otra pena profunda, ésta, por la pérdida de un artista y formador de una familia de artistas, Ignacio Mondaca Romero.

Nacho se fue de repente, como la figura humana que un mago hábil y cruel cubre con un gran lienzo, y mientras nos distrae con dos o tres pases de sus manos, dice: "Hoy está aquí, pero en un minuto no estará", y cuando arroja el lienzo a un lado vemos, atónitos, que en efecto ya no está el que estaba.

Nacho Mondaca era graduado en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Sonora, cultivador de la poesía y la narrativa. Líder de Escritores de Sonora A. C. y el principal promotor del hábito de la lectura. 

Y era uno de esos singulares, singularísimos artistas, que no se mantiene encerrado en los límites de su vocación esencial, en este caso, la Literatura. No pasábamos de ser conocidos él y yo al comenzar el milenio cuando, a mitad de 2001, lo vi y lo escuché en el papel de Goro, de la ópera Madame Butterfly, de Puccini. No estaba anclado en una sola área de la cultura, cantaba ópera.

Creo que fue el año pasado, el 2020, que en una reunión informal de nuestro Colectivo de Escritores, se puso a cantar con su magnífica voz, modulada y armoniosa. Era una voz con eco: la de Blanca García, su esposa. Ella hizo un papel en Elíxir de amor. Y no sé si antes o después de esa experiencia, definió su vocación musical hacia los coros. El que formó y dirige ha acumulado ya una larga serie de éxitos en diferentes ciudades de Sonora y más allá de ella.

El encuentro de Nacho y Blanca germinó de manera natural en matrimonio, y de manera natural resultó que los hijos que procrearon heredaron el sello del artista que nimbaba las frentes de sus padres. El hogar en que se habían aposentado ya la Literatura y la música coral, abrió sus puertas para la música instrumental y la plástica.

A diferencia de otras familias en las que el surgimiento del Arte acarrea zozobra, dudas, complejos, rencillas y desvelos, en la que formaron Blanca y Nacho con gusto medido y exquisito el Arte fue, y es, alimento necesario para todos, herencia de luz y de paz.

Al enterarme ayer, con dolor, del deceso de Nacho, acerqué a mi mesa de trabajo algunos de sus libros: "Relatos de ocio", de 2004, "Relatos sin rastro", de 2010, "Órbita de los elementos" (poesía), de 2012,  "Instrucciones para asesinar a Julio Cortázar, de 2017, para releerlos y escribir un breve comentario sobre su obra.

Y de pronto advertí que está bien, hay razones válidas para reflexionar sobre su obra, pero siento que sobre ella está una obra mayor y más duradera: haber creado hijos artistas.

Cumpliste tu misión. Duerme en paz ahora, querido amigo.


 
 

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